Antes de entrar en materia, vale la pena hacer una breve presentación del personaje y su historia. Diana Prince es la identidad secreta de la Mujer Maravilla, la superheroína creada por el doctor Willliam Moulton, bajo el seudónimo de Charles Moulton. Este psicólogo, además, construyó el primer aparato capaz de detectar mentiras, el antecesor del polígrafo, podríamos decir -de ahí la inspiración para el lazo de la verdad-. También, como dato curioso, vivía en una relación poliamorosa con dos colegas psicólogas que sirvieron de inspiración para la configuración de la personalidad del personaje fantástico. Ellas, después de su muerte, permanecieron juntas.
Considero
esta introducción necesaria, toda vez que en el presente artículo se mencionará
la trascendencia de este filme y los antecedentes del personaje se convierten
en una especie de referente, indirecto, de lo que aquí se tratará, bajo la lupa
de la transgresión.
El
estreno de la primera película de la Mujer Maravilla en la historia marca un momento
de inflexión en el universo de los largometrajes de superhéroes. Se preguntarán
por qué, ya que, aunque el argumento de la película se sostiene, a diferencia
de las últimas producciones de DC Comics -Batman vs Superman y Escuadrón
Suicida- no es suficiente para hablar de un punto de quiebre.
La
razón radica en todo lo que representa la cinta, más allá de lo que vemos en la
pantalla. Como primer aspecto, podemos hallar lo importante que resulta el
ingreso de un personaje femenino protagonista en el mundo ficticio de la lucha
superpoderosa entre el bien y el mal. Si bien hay heroínas en este escenario,
como Viuda Negra y la Bruja Escarlata de los Vengadores o Tormenta y Jean Grey
de X-Men, por mencionar algunas que ya han aparecido en la pantalla gigante,
ninguna de ellas ha sido protagonista de su propia franquicia. Dejando de lado
el fracaso de Gatúbela, interpretada por Hally Berry en 2004.
El
éxito contundente en taquilla que ha tenido esta película -100 millones de
dólares en el primer fin de semana en Estados Unidos- posiblemente permita que
la competencia, Marvel, se arriesgue a entregarle también un espacio
privilegiado a la Viuda Negra, interpretada por la gran Scarlett Johansson. Valga
decir de paso que sus interpretaciones de acción se encuentran muy por encima
de aquellas en las que parecía encasillada hace algunos años como femme fatale. Pues la espía rusa se ha
ganado a la audiencia en las películas de los Vengadores, Iron Man y Capitán
América. Además, la actriz y el personaje merecen la apuesta. De ahí que, otro
punto a favor de la Mujer Maravilla sea el coletazo para impulsar más cintas de
superheroínas.
Regresando
a nuestra amanzona favorita, la actuación de Gal Gadot resalta tanto como su
belleza. La ex miss Israel le pone cara a la Mujer Maravilla moderna y
demuestra que puede cargar fácilmente con todo el peso que conlleva encarnar
este tradicional personaje. Marca además distancia de lo representado en su
época por Lynda Carter, en la famosa serie televisiva. Así, la actriz de 32
años promete un exitoso futuro para Diana Prince en una ya confirmada segunda
entrega, mientras que demandará que los productores de la Liga de la Justicia
le otorguen un rol que se destaque en la próxima entrega de DC. Recordemos que
en Batman vs Superman fue ella lo más memorable. Se configura entonces, una
nueva intérprete del cine de acción.
Por
otro lado, es importante resaltar la aparición de Robin Wright (que logró
recientemente la igualdad salarial con su compañero de set Kevin Spacey en la
serie House of Cards de Netflix) quien encarna a Antíope, la tía de la
protagonista, que a su vez es la comandante del ejército de las amazonas y la
entrenadora personal de Diana. La talentosa actriz de 51 años la rompe en la
ficción con sus fuertes personajes femeninos y en la realidad cuando hace las
veces de productora y directora del drama político. Otro plus de la película,
transgredir el paradigma de que después de los 40 las mujeres están viejas para
el cine comercial.
Por
último, un dato no menor, es posible que esta cinta, despojada de estereotipos,
que no explota la belleza de Gadot como el principal atractivo de la película, que
resalta la fortaleza y valores del personaje, y logra unas escenas de combate
maravillosas al estilo 300, que lucen bastante naturales gracias entrenamiento
militar de la actriz -que hizo parte del ejército israelí- puede sustentarse en
que la dirección del largometraje está en cabeza de otra mujer, Patty Jenkins.
La norteamericana, ya fue asegurada también para el regreso de la Mujer
Maravilla, consiguió la mayor recaudación de una directora en la historia del
cine. Es así que estas dos chicas salvaron, cinematográficamente hablando, el
universo DC, a la vez que nos dan una bocanada de aire fresco a quienes hemos
tenido estos personajes como referentes desde la infancia.