Humano, demasiado humano.
Así se puede definir este bello documental colombiano dirigido por Rubén Mendoza
(director tambiénr de la Sociedad del semáforo) y producido por Amanda Sarmiento. Es una muestra
audiovisual de nuestra condición humana, de lo que nos hace diferentes —y no por eso superiores— de los otros seres
que habitan este planeta. La condición humana es la que hace posible crear el
arte, la ciencia y la filosofía, pero también la guerra, el racismo y la
discriminación.
Señorita María es la historia que cuenta esa condición
humana tan natural: la de un hombre, en Boavita, Boyacá, Colombia, que se
siente mujer y vive como mujer.
Es
mujer.
Es una
campesina que tiene su casa en medio de dos montañas inmensas y que sobrevive
haciendo trabajos varios para los vecinos de su vereda y del pueblo. Una mujer
que cuenta su historia de vida como una lucha diaria contra la gente, contra los
recuerdos de su familia, contra la soledad, y contra la burla que recibe por tomar esa decisión valiente de ser ella, pura naturaleza, como el
campo en que vive: mostrar sus piernas maltratadas por la vida debajo de una
falda, soltar una voz aflautada y de notas graves, dejar libre su pelo largo y
grueso, y su rostro quemado por el sol, lleno de tanta feminidad.
La
condición humana no es un asunto que solo le pertenece a la urbe, al cemento, no es un síntoma de una sociedad, en palabras de
muchos puristas y religiosos ortodoxos, que no piensa en los valores o que está
enferma. No. La condición humana ocurre En Bogotá y en Boavita, en Armenia y en
Pueblo Tapao, en Cali y en La Victoria, en cualquier parte de este planeta
donde haya un ser humano, existe esa condición que nos diferencia. Señorita
María es una oda genuina a esa condición humana, pero también es un símbolo de
resistencia, de darse el permiso de convertirse en ella misma, y, aferrada a la
fe en su dios (de ponerse bonita para él, como ella misma dice…), enfrenta las vicisitudes
que no solo le ha puesto la vida por el simple hecho de existir, sino las que
por su decisión, debe soportar de una sociedad que la rechaza, la pone en un estado
de soledad obligado, pero que también se convierte en su compañía.
Señorita
María es un documental que por momentos nos saca sonrisas, en otros nos deja
mirando a un punto de la pantalla de cine, como absorbiendo el asombro, y en
otros, sin duda, deja los ojos aguados. Es un documental que no debe
dejarse pasar por alto. Seguro que se pueden lamentar de no ver a un
hombre en su máxima expresión:
Siendo
un ser humano.