miércoles, 18 de julio de 2018

La noche de Vespasiano. (Cuento). Por Francisco Beltrán Peña

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Cedo en esta ocasión mi espacio en Corónica para un cuento de otro autor.


Por Francisco Beltrán Peña (Garzón, Huila, Colombia)



Somos cual pequeñas partículas subatómicas de arena, sumergidas en una playa infinita
(En Calvín y Hobbes ).


Esa noche como a las diez, Vespasiano García regresaba a casa después de compartir unos ratos alegres con un grupo de amigos en la vieja taberna del barrio, el palpitar de un reñido chico de billar y el espeso humo de no muy pocos cigarros.

Los efectos del alcohol que hasta ahora había ingerido en proporciones razonables, habían logrado estimular sus sentidos hasta el punto de hacerlo sentir alegre, sensual y valiente. De improviso, su mirada se posó en la cima de la colina tutelar del pueblo, e imbuido en recuerdos colmados de multicolores y juguetonas cometas, decidió escalar hasta la cresta que distaba poco más o menos a un kilómetro del parquecito en el que melancólico se encontraba parado bajo el espeso ramaje de aquel ciprés sombrío. Del bolsillo izquierdo de su chaqueta extrajo un bruñido estuche metálico en el que guardaba una botellita repleta de brandy, y se procuró un seco y largo trago. Con sus pasos un tanto ya vacilantes, inició su camino en dirección a la loma mientras dulces recuerdos de infancia acudían a su pensamiento.

Poco después llegó a la rivera del riachuelo que por un costado bordea al pueblo, y antes de franquearlo e iniciar el ascenso hasta la cima, se bebió otro trago aduciendo para sí mismo un agradecimiento al Todopoderoso por la fresca brisa de la noche que mansa y tranquila traía consigo el cristalino arroyo y dócil acariciaba su cara.

Las luces del pueblo se iban tornando más difusas y lejanas, en tanto que los cocuyos y las luciérnagas por doquier intermitentes titilaban, adornando el sendero a la montaña.

Cuando llegó a la parte más alta de la elevación geográfica, se arrojó de espaldas sobre una de las tres inmensas rocas que simulan por el tiempo no mutadas, y que coronan la colina formando una cueva desde tiempos remotos e inmemoriales lugar favorito para juegos infantiles e inimaginables aventuras de los chicos y también de los grandes del villorrio, y por supuesto el rincón preferido y apropiado para las furtivas parejas de enamorados. Por pequeños intervalos de tiempo, la cueva estaba ocupada por errantes y vagabundos, y en algunas raras ocasiones por individuos de baja estofa y mala catadura, mas mentiría si les dijera que por ermitaños.

La noche estaba preciosa, la oscuridad se hacía más intensa en el profundo infinito de la comba, altura al tiempo que los luceros y las estrellas coqueteaban con candor y con dulzura. La luna llena; blanca y redonda despuntaba en las cumbres de los cerros y ahora asomaba majestuosa tras una lejana montaña, que extrañamente parecía tan cerca debido al imponente fondo que la diosa Selene le ofrecía, reflejando radiante los fulgurantes rayos del sol sobre su superficie plateada. ¡Qué hermosa estaba la noche, qué bella estaba la luna!

Se tomó otro seco trago de brandy, y tanto su pensamiento como su mirada se explayaron a lo profundo del firmamento tratando de encontrar respuestas a su vida, pues afirmaba que siempre que le encontraba una respuesta le cambiaban la pregunta. Tal era su manera de pensar y su filosofía.

Al cabo de cuatro tragos más, absorta su mirada descansaba fija sobre un extraño círculo en el cielo conformado por siete estrellitas. Pensó que ya estaba mirando mal a consecuencia de los tragos y miró su reloj : Las diez y cuarenta minutos; en realidad para un soltero fresco y empedernido como él la noche apenas iniciaba. En medio de la tomata, no recordaba haber visto jamás en el cielo aquella constelación tan extraña, pues la belleza y misterios del firmamento desde niño lo habían embrujado y atraído, y escudriñando en los libros con los cielos abiertos en forma autodidacta había aprendido a conocerlo.

De repente, el círculo de estrellas inició a girar en torno a un eje concéntrico e imaginario; primero en forma lenta y luego más rápidamente hasta adquirir una velocidad vertiginosa y constante, y entonces, una a una las estrellas del círculo fueron abandonándolo hasta deshacerlo por completo, partiendo cada una por rumbos diferentes, mas una de ellas a cada instante que transcurría a su vista se le parecía más grande, cándida y luminosa. Cuando logró reaccionar la luz blanca y rutilante de la estrellita se había transformado en una potente y variada gama de psicodélicos colores y reflejos que excitaban al extremo sus retinas, y como es lógico impresionaban hasta el límite su alcoholizado y entorpecido entendimiento. Calculó que el objeto se hallaba a unos cincuenta metros por encima de él, de su cabeza y como accionado por un resorte de un solo brinco quedó pertrecho al interior de la cueva.

El acelere de su corazón no era cualquier cosa. El alcohol y la adrenalina destilaban por sus poros combinados con un inusitado aumento de la temperatura en su cuerpo. Un envolvente y raro sonido se apoderó del ambiente y el objeto empezó a descender en forma lenta y cautelosa hasta detenerse a unos veinte centímetros, levitando sobre la superficie de las rocas. Entonces logró observar con redondos y abiertos ojos de espanto a través de una abertura que en su punto de unión formaban las tres rocas, a un rarísimo ser de ochenta centímetros de talla aproximada que de la nave descendía, flotando, vistiendo una escafandra azul agua marina, y que sobre sus hombros traía metida su verde, grande y pelada cabeza.

Esta vez, el desconcierto y el miedo le brindaron la otra dosis de brandy solo que doble y cuando caliente por el guargüero le bajaba, vio en el umbral a la entrada de la cueva, flotando, curioso al hombrecillo clavándole una inquisidora y glacial mirada. La luz que emitía su traje espacial era más que suficiente para iluminar todo el interior de la cueva y de paso revelar en Vespasiano una horrible mueca de espanto, quien no atinaba a dilucidar si lo que ahora miraban sus aterrados ojos en realidad estaba ocurriendo bajo el imperio de los sentidos humanos, o tal vez en el Tropos Uranos, o por el contrario todo era producto de una alucinación propia de los efectos del alcohol. Cuando logró salir de su inmovilidad y asombro la primera reacción fue extender se brazo derecho en el que en su mano ídem sostenía el estuche metálico con la botellita a medio acabar y con gestos de amistad y bienvenida brindarle un trago al espectro que en realidad era un alienígena.

- ¡Salud¡ …

Pasaron unos ásperos y silenciosos momentos. El visitante continuaba petrificado en su mirar y no teniendo nada más que hacer ante la inmutabilidad del advenidizo, de un solo sorbo se tomó el otro. El alienígena permanecía inmóvil, fijo en su mirar por lo cual Vespasiano empezó a gesticular ademanes cargados de amistad y bienvenida acompañados por estas palabras:
- Amigo, amigos, I friend, You friend...friends...bienvenidos, paz, welcome...
De súbito sus palabras fueron interrumpidas por una voz clara y robótica con las sílabas y palabras intermitentes y entrecortadas que identificó en la más profundo de su mente, sin hacer uso de sus oídos y que con su sonar activaban un bombillito anaranjado a la altura del tórax, sobre la aguamarina escafandra.
- Hemos venido a obtener algunas muestras presentes en lo que ustedes llaman especie humana. Utilizaremos tecnología de vanguardia intersideral para adelantar estudios y experimentos con el fin de identificar para luego extraer elementos y compuestos de orden molecular y sub-atómico que aún significan una encrucijada para su imberbe e incipiente ciencia. Uniremos estas muestras junto con el mapa humano o genoma que ustedes aquí llaman con el único objeto de obtener material seguro y confiable que nos conduzca sin posibilidad a equívocos a desarrollar un anti-virus, o vacuna que ustedes aquí llaman, que logre que transmute ese virus de la envidia en alegría que hace que se carcoman usted los humanos los unos a los otros .
- ¡ Uy Zonas ¡ ... dijo Vespasiano con una voz apagada, el visitante continuó diciendo:
- Son cinco unidades escogidas al azar entre cinco mil millones de seres humanos que pueblan este planeta. Escogeremos dos representantes de cada sexo para formar dos parejas y el que falte lo extraeremos de esa fina y delicada especie que obedece a una transmutación genética y que ustedes aquí llaman locas.
Sorprendido y zaherido en lo más íntimo de su veta masculina replicó Vespasiano:
- No, no...no, un momentito, un momentito, a mí me consiguen es una hembra, no un hombre, a mí no me vayan a salir con maricaditas de transmutación genética ni de la misma mierda, a mí las que me gustan son las mujeres, con calaveradas no a mí a estas alturas de la noche y de la gran puta vida...para esa gracia búsquense a Laisa Reyes o a Piroberta, ellas andan revoloteando cual sendas mariposas por el espectro electromagnético, tal vez les sea más fácil atraparlas, yo mejor voy cogiendo caminito para la casa...

Intentó moverse mas una fuerza extraña se lo impidió y volvió a percibir la robótica y clara voz en su interior y junto con ella, la peculiar luz del bombillito naranja sobre la aguamarina escafandra:

- El asunto no es con usted, joven. Es con toda la raza humana. Usted ha sido escogido mediante un proceso aleatorio además de su elevada temperatura corporal que fácil lo delataba.
Vespasiano, comprendiendo en medio de los tragos que no tenía más alternativa, manso preguntó:
- ¿Eh...y como para qué soy bueno?
Y dijo la voz robótica:
- Pierda cuidado, el proceso durará cincuenta y ocho años Brimux. Venimos del planeta Brimux en la galaxia WX-45. Somos brimuxianos así como los de la Tierra son terrícolas, los de Marte marcianos y los de Venus venusinos. Para su tranquilidad, seguridad y asombro el proceso tan sólo durará veintisiete minutos de su tiempo.
De repente, se sintió suspendido en el aire y en el tiempo e ingrávidamente su cuerpo fue ascendido hasta el interior de la nave. Entonces volvieron sus pies a sentir todo el peso de su masa corporal y le pareció estar parado en una tarima invisible.
- Los exámenes son muy sencillos -dijo la voz en el interior de la nave-, se trata de identificar y extraer partículas sub-atómicas presentes en las células humanas de hidrógeno, carbono, muestras y trazas de hidrocarburos, en fin, esos elementos esenciales en su momento para la formación de aminoácidos y proteínas, en otras palabras; la aparición en el tiempo y en el espacio de esta forma de vida que ustedes aquí se osan a llamar humana, ese salto misterioso aún para nosotros de materia inerte a materia orgánica.
- ¿Pero...vuelven y me dejan igual ?
Interpeló estupefacto Vespasiano. Y a continuación escuchó otra vez la voz robótica:
- De eso puede estar usted seguro, le doy mi palabra de soldado...y de brimuxiano.
Vespasiano no veía otra salida que aceptar con resignación y enfrentar con valentía la excitante experiencia que esa noche le tenían reservada los hados del destino a su irresoluta existencia. Palpó con su mano derecha el bolsillo de la chaqueta buscando la botellita pero no la encontró, en ese preciso instante se escuchó la voz que decía:
- El alcohol, joven; es muy delicado. Por su propia seguridad y por la seguridad que esta misión conlleva, la matriz ha ordenado incautar todo tipo se sustancia que estimule o altere sus sentidos, sin embargo; nada podemos hacer ya con las moléculas de alcohol que en un término de cuatro minutos y treinta y seis segundos se habrán terminado de instalar en todos y cada uno de puntos de interconexión de sus neuronas, o células cerebrales que ustedes aquí llaman, desconectando por completo su instinto racional de convivencia social quedando usted al antojo y libre arbitrio de esa bestia que lastimosamente todos ustedes los humanos llevan dentro y que nunca duerme: el instinto animal. He aquí la razón, joven; del porqué los borrachos cometen tantas bestialidades y monerías.
Entonces interpeló Vespasiano ya entrado en tragos y en confianza:
- Ah, Don Alien, es que el trago es muy rico. Figúrese usted que en una ocasión durante una reunión de Alcohólicos Anónimos a la que yo asistía, el conferenciante dejó caer adrede a un desgraciado gusano dentro de un vaso de alcohol a medio llenar y ante los admirados ojos de todos los asistentes anonadados vimos como el malaventurado bicho se deshacía dentro del vaso, al tiempo que el profesor nos cuestionaba acerca de las conclusiones personales que podíamos extraer de la experiencia vista. Yo le respondí que si “jartábamos” harto aguardiente jamás íbamos a tener gusanos en la barriga y yo terminé de patitas en la calle cazando pispirispis y gusarapos.
Las palabras de Vespasiano fueron en forma abrupta interrumpidas por la voz robótica un poco más fuerte, como más seria:
- Los vicios de los humanos no constituyen el germen ni el génesis de la inexorable autodestrucción de todo vestigio de raza y civilización humana. Ese no ha sido el problema. El asunto radica en que ustedes los humanos confunden la ambición con la avaricia: ese afán desaforado y esas ansias mezquinas de tenerlo y poseerlo todo y ya no se valoran entre sí por lo que son si no por lo que tienen. Este hecho es semilla de un gran dolor en toda esta galaxia.
Vespasiano ebrio respondió:
- Y...yo qué tengo que ver con eso...
Quiso decir Vespasiano cuando fue interrumpido en seco por la voz:
- En éste mundo chanda que ustedes los humanos han construido existen seres tan pobres, tan pobres que lo único que tienen es dinero.
Vespasiano dijo zarandeándose con sus piernas:
- A propósito Don Alien; ¿No tiene por ahí unos veinte mil pesitos qué me preste?, ¿O qué me regale? , fíjese que quedé debiendo lo del brandy en la taberna...
La voz de Vespasiano fue en forma inmediata interrumpida, y bien en el interior de su mente percibió la voz del hombrecillo que lo había encontrado mientras ingrávidamente lo descendían:
- A pesar de todo, resultó ser usted un espécimen óptimo para nuestras investigaciones. Ya todo ha concluido. Su cuerpo entero ha sido recorrido, traspasado y auscultado infinidad de veces por ciertas ondas de origen enigmático para ustedes, y como lo ve, los exámenes han concluido.
A lo que respondió Vespasiano tambaleándose ya en tierra firme a la entrada de la cueva.
-¿O sea que ya me puedo ir?
- Si usted así lo prefiere. Pero antes es mi deber informarle que la matriz ha ordenado ofrecerle que se le cumpla un deseo. El que usted escoja...
No había aún terminado de escucharse la voz del extraterrestre cuando Vespasiano emocionado interrumpió diciendo:
- ¿Puede ser dinero?
Y se oyó la voz de nuevo:
- No. Ni eso ni que le sea devuelto un ser de donde ya lo arrojaron los ineluctables vientos del destino.
Vespasiano, comprendiendo las palabras del que así le hablaba quedóse unos instantes meditando. De súbito, sus ojos brillaron de fantasía y de contento: Si se cumplía el deseo que se apoderó de su pensamiento, vería materializado el más sensual, sexual, perverso y húmedo de sus sueños. Enseñando una cara de malicia y satisfacción, sacando pecho dijo:

-Quiero un clon. El clon más exuberante y tabliado que jamás de los jamases haya sido concebido por inteligencia alguna. Quiero un clon bien ensamblado y pulido de Natalia Paris en tanga dental brasilera bailando samba, y a lo sumo, con una balaca rosada sobre su cabellera dorada...y por supuesto dispuesta a ser mi esclava”.
- Es un hecho. Dijo la voz del hombrecillo en tanto la nave iniciaba el ascenso. Vespasiano levantó su mirada a la escotilla dirigiéndose a su “amiguito” que aún se hallaba en la escotilla de la nave y preocupado le preguntó:
- ¿Y lo mío?
- Tan pronto el platillo volador alcance una altura de treinta y seis metros por encima suyo, usted caerá en un profundo estado de somnolencia que durará sesenta y nueve segundos flat y una vez usted despierte encontrará su deseo del todo materializado. Adiós amigo, que buenísima elección.
- Abur Don Alien abur...
- Antes de partir sólo basta mencionarle una única y última advertencia con respecto a su clon: El clon deberá ser objeto de adecuado uso de acuerdo con las instrucciones de su fabricante, que para fortuna suya, tan sólo es una: Los accesorios y orificios del clon deberán ser usados tal como la matriz manda, para lo que fueron diseñados, mejor dicho para que me entienda; al primer intento de uso indebido o por orificio desviado o haciéndose el equivocado, al primer envión su clon estallará en trillonésimas de partículas dispersándose para siempre en el infinito.
- Usted descuide don Alien tendré el máximo del cuidado.
La nave fue ascendiendo en forma lenta y vertical en dirección al cenit y nuestro amigo empezó a sentir una especie de somnoliento letargo. Y sí; tal como lo profetizó “Don Alien” cuando a los treinta y seis metros de altura el OVNI surcaba el espacio cayó en un pesado sueño. A los sesenta y nueve segundos exactos de tiempo cumplido despertó en medio de una música celeste y así no más, ella estaba ahí, a la entrada a la cueva tal como lo había ordenado: bailando samba en tanguita brasilera y con balaca rosada.

Lo que a continuación acaeció al interior de aquella cueva no sería de un caballero hacerlo público y además son y serían muy pocas las palabras para describirlo. No seré yo quien divulgue lo que ocurrió en realidad , así se trate de un simple clon, pero sí les diré que tal vez fue el efecto del último trago de brandy que se zampó impotente de contener su alegría al ver su clon, y tal vez también fue la cantidad de alcohol suficiente que le faltaba para la total desconexión de su instinto racional que aún cuentan los habitantes de toda la región que a eso de las tres de la mañana, en lo más alto de la colina que tutela el pueblo, allá en la cueva del loco, de pronto sólo se vio el chispero.


FIN
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Publicado por Silver Editions. Colina Revista.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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