miércoles, 10 de octubre de 2012

Selección de poemas de Clemente Buenaventura, por Pablo Durán

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Pablo Durán


Transcripción 2 

...A MEDIA ASTA

Cuando muere un ser muy próximo a nosotros nos parece advertir en las transformaciones de los meses subsiguientes algo que, por mucho que hubiéramos deseado compartir con él, sólo podía haber cristalizado estando él ausente. Y al final lo saludamos en un idioma que él ya no entiende.

Walter Benjamin. Dirección Única.

... TU POEMA NUNCA OLVIDA

Tu texto, el que construiste en mis manos nunca te olvida. Hoy en la charla aplazada varios días con mi hermana, quien sigue empeñada en recordarte, te nombramos, por fortuna. Enseguida miré hacia arriba como quien busca o espera. Tu mirada, la del campesino, la de quien trabaja la tierra como quien enseña a un hijo me colmó los ojos. Después dijiste unas palabras que no logré entender pero que me obligaron a callar.

Pablo Durán. Mirada de Humberto.



Coroné esa vuelta 

Y me trago un kilo de droga cada diez días. Y me creo eso de la sanidad. Un poeta esquizo más para lista de los caducos. Muchas palabras y las intenciones listicas. La revolución llegó antes de que nosotros la hiciéramos, pero no nos iremos sin ella. Las letras no señalan a nadie más sino a mi mente, el corazón que cada cada vez más llanto por el kilo del comienzo. Soy un narcotraficante de la lucidez, de las herramientas para alcanzar ese soberbio punto cero. Y hasta ahí Castro-Gómez porque no quiero aburrirlos. No me caeré en la tumba que el tiempo y mis enemigos me han acabado. Moriré de viejo, todavía lleno de esperma y completo en poesía.



El número aúreo

"Cuando se está solo se sienten más
fuertes las ligaduras y el peso real
del leve firmamento extendido
sobre el cuerpo afiebrado"

Amanda Berenguer

Siete poetas me hacen falta
siete por el número perfecto
más aureo, que su repetición
innecesaria

Me faltan esas voces porque
me falto yo
sin armadura pero con
esqueleto

Echo de menos el color de mi
sombrero rosado
y todas las vidas
que no tuve



De las trizas 
A ocho días del 20

Mi mano ha dicho , repitiéndolo hasta
el cansancio
que la poesía realista
nova
no va

Y no, porque el aburrimiento
no es socialista
La consigna, lo vuelvo a decir,
plageándolo una y mil veces
es por la socialización de
los medios de re-producción

Y si el amor no es la alegría
Roque Dalton habrá muerto en vano

Y los eróticos
Nadie habla de los eróticos en
el Politburó

Ahora, el momento de
la reivindicación:

Yo tengo un país bajo tierra
una de sus raíces creció
por el hartazgo de muertos
La otra, sin ilusión va a paso
lento engordando la esperanza

La raíz más gorda, abundante
de sangre nutre nuestros
pensamientos, los de todos,
buenos y malos,
como el sol sobre los dos
se posa.

La otra cual débil entraña
no es más que materia inerte
por extirpar. Un apéndice
de ilusión, un estorbo con
vida

Mi país, el de las gordas raíces
niega día a día su nutriente principal
Sufre de bulimia mi patria
Come sangre
Y desea vomitar vida



Partida de bautizo

Y ahora el turno es mío. La oportunidad de mirarme. De hacer el análisis imposible. No necesito de confesor , ni de padre, y mucho menos de psiquiatra. El arrojo al mundo sólo lo siento yo. Todo el resto no es más que vana solidaridad. Papel, mucho papel. Ahí está la única salvación. El arte como salida. Los versos, ellos mismos. Siempre me queda el dolor de cabeza, el hambre falsa y las pesadillas nocturnas. Hoy tomaré Denotxe. Los miligramos suficientes para acabar la mencionada tríada. ¿Mi apellido es el egoísmo? Basta ya de lágrimas me digo mintiéndome. ¿Mi apellido es el cansancio? Callo y huyo. ¿Mi apellido es la locura? Clisé fácil y repetitivo. ¿Mi nombre? El de todos los poemas: Clemente Buenaventura

Soy Clemente para tener dos cabezas
No porque "dos cabezas piensan mejor que una"
Sino, porque, es decir, dos almas son siempre mejor refugio

Soy Buenaventura como augurio
Premonición inmediata, de que, tal vez
desesperado tal vez
las cosas mejoran

Depronto más tarde que temprano,
cuando ya no haga falta mejoran

Pero eso no hace que dejen de ser buenas
que dejen de ser aventuras

Tengo otro nombre, también otro apellido
para poder vivir entre ustedes sin que me hagan
la inevitable pregunta

Soy  Clemente, eternamente Esperma
Soy Espuela, eternamente Buenaventura




Uno pregunta por los árboles 

Yo me pregunté un día como ninguno por qué
continuar con una expresión deliberadamente
subversiva cuando los cuerpos se amontonaron
(los amontonaron en realidad) y nadie preguntó
¿por qué?
¿a dónde se los llevan?
¿cuántos hombres y mujeres hay allí?

La esperanza atragantada en mis pulmones, con sangre
eso sí, con amor de vez en cuando
En las pupilas
Mientras me desgastó viendo, sonriendo, yendo
Cantando

Y un papel como testimonio. El papel narrado siempre es
valioso cuando uno se niega al desvanecimiento. Uno ve
tanto ataúd y ya no siente miedo. Piensa en la madera. En los
árboles que fueron y que ya no están. En el trabajo asalariado,
en las fosas, la tierra y todo eso.

Pero nunca
Ya no
Pregunta por los muertos.



¡Que viva Changó! – Clemente Buenaventura

Quiero estacionar mi alma en un lugar donde
pueda cubrirse de un infierno otoñal, con un
amarillo incendio, donde se cubra con un rojo
sangre, de velorio, con cantos y todo

Hacerme ahí, de ladito acomodarme, como quien
ve caer látigos, miles de ellos, desde el cielo oscuro
cubierto de mariposas sin alas, capullos en fuga, verde
ajenjo bendice la mirada

Sentarme en el banquillo del acusado es casi un ritual,
un poco de abono para mi maldad. Soy miles en fuga,
soy los látigos de un cielo sin fecha, el escupitajo de un
Dios blasfemo, la bendición verdadera

Escucho, en lo alto, lejos, pero muy cerca, el canto de los
ángeles, la verdad verdadera, esa sí, revelada. Un Dios distante
que me escucha, un diablo que no asusta, unas almas que recorren
indecisas un camino sin retorno.

También soy Él, porque está en mí,
también mis cuernos tienen un filo que no corta.



Amor de pipa

   ¿Que quién ha tallado mi pipa? No sé. Manos bendecidas tal vez.
Callosas, duras de tanto castigo, herederas del silencio cómplice,
que tenemos aquellos que sabemos compartir el hastío, los que
sabemos esperar. Unos que sólo somos conformistas un minuto
al día, el minuto del resplandor, cuando Dios pide silencio y el
agua es la mejor vocera.

   Mi pipa la talló un mago o una hechicera. Echó polvo divino
sobre el producto terminado y me nombró, en su oración dijo
mi nombre: “aquí fumará Clemente las veces que su vida lo
demande, pensará con el ritmo del humo, respetará su autoridad.
Sabrá callar y decir amor cuando el tabaco se haya acabado. La
compartirá sólo con sus hermanos”.

   Pido fuego para mi cábala en el momento en que mi aire no puede
extraer alguna figura, un sentimiento, de esas hojas vueltas cenizas.
Pido fuego y digo amor.



Un poema sin lector 

Un gran logro,
no sólo estilístico,
metafísico
sentimental
Filológico, si se me permite el
atrevimiento

Sería la construcción de un poema
que no necesitara ser leído

Ya está bien de musas
Ya está bien de inspiraciones
extra-terrenales

Un poema Total, sin pies
de páginas
sin dedicatorias
es el más bello texto

Cuando muere la intención
nace el espíritu

Por eso, es saludable escribir
sin un propósito claro

Escribir por escribir
Escribir para no ser leído.

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Publicado por @stanislausbhor
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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