viernes, 21 de diciembre de 2012

Dos poemas de Raúl Gómez Jattin

1

Quisiera en esta mañana simplemente fijar mi atención en dos poemas muy cortos del poeta colombiano Raúl Gómez Jattin. Dos poemas que quedaron grabados en mi memoria hace ya mucho tiempo y quizá de forma indeleble.

El primero de ellos figura en su libro Poemas, y el segundo forma parte de una breve pero hermosa colección de textos, testimonio invencible de coraje y amor, titulada Esplendor de la mariposa, y que algunos poetastros envidiosos descalifican llamándola “desvaríos de un loco” porque saben que jamás podrán escribir nada mejor con todos sus sentidos en su puesto y su cabeza cuadrada, ni en tan poco tiempo además.

Ocupémonos del primero de ellos que lleva por encabezado las siguientes palabras: “Si las nubes”, incluidas estas últimas dentro del cuerpo total del poema.
El primer verso, “Si las nubes”, nos lanza de inmediato hacia lo inmenso del cielo, de lo que cambia, pero también en su cambio constante permanece inalterado, inmutable. “Si las nubes no anticipan en sus formas la historia de los hombres…” Aquí ya entra a tomar parte dentro del poema una nueva dimensión: la de lo humano, la historia de su devenir; el poeta busca, escruta las nubes en busca de un signo en qué reconocerse, una señal que le indique el posible futuro de la especie de la cual él también es miembro, pero, como es de esperase, solo encuentra la extrañeza de una naturaleza que lo desconoce. Continúa: “Si los colores del río no figuran los designios del Dios de la Aguas…” En este segundo verso se refuerza lo sensorial, lo concreto de la búsqueda, de la indagación que interpreta lo natural (las nubes, los colores del río) esta vez no ya como indicio del destino humano sino de la fuerza ciega de los elementos (el agua en este caso); para ningún campesino es un secreto que los cursos de este liquido se ponen turbios cuando se avecinan las crecidas y diáfanos, casis plateados, cuando llega la época de verano; a veces también se tornan rojos, y eso ellos también lo comprenden. Pero sigamos: “Si no remiendas con tus manos de astromelias las comisuras de mi alma…” Vemos aparecer aquí a la mujer en su papel atávico de hilandera, tejedora; pero ella no remienda con una máquina de coser eléctrica, remienda con sus “manos de astromelias”, una planta de tallos suaves y flores encarnadas que procede originalmente del oriente; ¿pero qué remienda?, ¿un pantalón, una camisa, la piyama de los niños? Pues no, remienda algo generalmente catalogado entre las cosas más ininteligibles del mundo, nada más y nada menos que el “alma” del poeta. Nótese sin embargo que la transición entre estos dos ámbitos de la vida, a saberse, la cotidianidad de la mujer que cose y la excepcionalidad del espíritu, se da en la palabra “comisuras”, palabra sencillísima que si nos remitimos al diccionario quiere decir simplemente “juntura”, “unión de dos o más partes similares de un mismo cuerpo”; el poeta pide entonces a la mujer que sujete su alma a su cuerpo para que esta no se le escape hacia el infinito.

Ahora ya estamos a un nivel de abstracción al que fuimos introducidos gradualmente, casi sin darnos cuenta, de lo general a lo particular: primero la solitaria historia de los hombres, luego el ajeno reino de las fuerzas de la naturaleza, previamente un encuentro tímido entre lo tangible y lo metafísico, y ahora la plena reconciliación de ambos: “Si mis amigos no son una legión de ángeles clandestinos…” Los amigos no son ya más solo los amigos, son “ángeles” que han dejado su reino celeste para deambular encubiertos, “clandestinos” entre las agitaciones y el egoísmo a ultranza de los hombres; se han convertido en verdaderos ángeles de la guarda, con un rostro familiar y un nombre conocido, todo lo cual ha venido preparando el último verso del poema, lo ha venido alimentando para convertirlo en una exclamación casi trágica que en otro contexto podría ser hasta risible pero que aquí linda con el silencio más diciente: “Qué será de mí”. El poeta se conduele de que todas las necesidades superiores que ha enumerado anteriormente no sean ciertas o no puedan llegar a serlo nunca. Sobra, me parece, mayor exégesis.
Pero dejemos hablar en su totalidad al poema:

SI LAS NUBES no anticipan en sus formas
la historia de los hombres
Si los colores del río no figuran los designios
del Dios de las Aguas
Si no remiendas con tus manos de astromelias
las comisuras de mi alma
Si mis amigos no son una legión de ángeles
clandestinos
Qué será de mí

El segundo texto de Jattin que está en mi memoria aparece bajo la advocación “Oh Walt Whitman”; más adelante podremos identificar la relación existente con el poeta norteamericano, cantor de la vida y la amplitud por excelencia.
Dice un primer verso: “Ustedes que no conocen esta jaula ¿han cantado alguna vez a la libertad?” Es casi inevitable que recordemos aquí la situación concreta en que son proferidas estas palabras: el poeta está encerrado en un sanatorio para enfermos mentales, a pesar de lo cual logra construir a partir de su situación biográfica particular una idea de encierro y de libertad que no se circunscribe unilateralmente con la mera presencia o ausencia de muros que limiten la movilidad física; el poeta conoce también la “jaula” de los prejuicios, de la discriminación y el odio, de las rutinas ya vaciadas por completo de conciencia y de sentido; es en esta perspectiva en que, haciéndose eco de su situación real, lanza una crítica fulminante contra aquellos que se creen “libres”, continuando después así: “Porque el carcelario gozó con su delito…” ¿Quién será este “carcelario” de que nos habla el poema y que además “gozó con su delito”?, la palabra tiene dos acepciones: puede ser el “carcelero”, quien cuida la cárcel, o puede ser el mismo preso, quien está purgando su condena en ella; pero, ¿no serán estos “carceleros” o “carcelarios”, aparte de los reos con crímenes probados, aquellos mismos que se creen “libres”? Pienso que sí, y tengo suficientes indicios para hacerlo. Pero, por qué están los hombres “libres” en la cárcel, por qué han tenido que rebajarse hasta el papel de guardianes, cuál ha sido su “delito”, su “pecado”, su “error”, ¿acaso ser cuerdos, bien pensados, obedientes? En parte debo decir que sí, que ese ha sido, porque con su estrechez de mente y su visión sesgada de la vida han convertido la plenitud de alma del poeta en una enfermedad, en un “delito”, han asumido voluntariamente y con placer el papel de perros guardianes de las puertas del infierno a que este ha sido confinado; y lanzo una pregunta al aire con tono de acertijo: ¿quién está más preso, o mejor, quién es más libre: cancerbero, o los seres espectrales que vigila?;“…sin embargo…”, sigue diciendo el poeta, “yo que no soy delincuente estoy preso”, se confirma entonces lo anteriormente dicho, “y canto a lo libre a lo que vuela a lo que canta…”, la sublimidad adquiere en estas frases un patetismo extremo: a pesar de las cercas de ladrillo y alambre y de esas otras menos visibles que perduran en la cultura, el poeta es libre porque su espíritu es libre, porque puede soñar la libertad y de paso invitarnos a derribar los obstáculos que impiden a la nuestra florecer vastamente en el mundo.
El verso con que se cierra el poema, finalmente, refleja una humildad y un desinterés casi santos que brillan en la simplicidad de estos sonidos: “sin ningún provecho personal”. Creo que la relación con Whitman ya es más que evidente ahora.
Todo lo que acabo de decirles se hallaba contenido aquí:

Oh Walt Whitman
Ustedes que no conocen
esta jaula
¿han cantado alguna vez
a la libertad?
Porque el carcelario gozó
con su delito
sin embargo
yo que no soy delincuente
estoy preso
y canto a lo libre
a lo que vuela
a lo que canta
sin ningún provecho personal

Para mí tengo que a partir únicamente de estás dos composiciones puede inferirse una experiencia profunda y trascendental por parte de su autor en lo que concierne a su paso por la tierra, las vivencias que en ella tuvo y cómo a partir de palabras sencillas logró dar forma a un verbo poético incisivo y de amplio vuelo, que puede abarcar desde las cosas más anodinas hasta las sutiles variaciones del alma.

Donde quiera que estés buen Raúl imagino que por fin habrás hallado la paz que siempre te negó la existencia y tu amante preferida, porque, como tú mismo lo dijiste poeta, la poesía fue “la piedra que hirió mi frente como el beso de un dios”, y esa herida en la frente constituyo el tercer ojo que te cegó para siempre con su luz.

RAÚL GÓMEZ JATTIN O LA ENSOÑACIÓN - ARCOIRIS.TV from Jesús Alberto Arbeláez Arce on Vimeo.

Author Image

Publicado por Revista Corónica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

1 comentario:

  1. . COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA

    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente

    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

    ResponderBorrar

Nos gustaría saber su opinión. Deje su comentario o envíe una carta al editor | RC