viernes, 18 de diciembre de 2015

Lecturas de 2015, por Stanislaus Bhor

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por @stanislausbhor



Espejo de la luna. Saigyo. Miro por la ventana. Leo a Saigyo. ¿Qué le puede decir un peregrino japonés del año 1118 a alguien que mira por la ventana a los trabajadores que alzan la nueva torre del vecindario, en el año 2015, mientras interrumpe la lectura para atender la alarma de un dispositivo electrónico con un mensaje enviado desde el otro lado del mar? El agua hierve y hace cantar la tetera. Respondo el mensaje. Miro otros mensajes que están en cola. Contesto alguno con señales de humo. Bebo un sorbo de té. Un trabajador de la obra de al lado interrumpe su trabajo. Me mira. Lo miro. ¿Es posible que la vida sea solo eso? ¿Quién lo pregunta de los dos? Hay cosas inmodificables desde hace quinientos mil años, pero no las vemos. El trabajo ocupa la mayor parte de nuestra vida. Y el dormir, sin sueños. Hay cosas inmodificables que contienen todo el misterio de la vida. Nacer. Un instante de belleza que mueve a otros seres. Marchitarse. Las flores que se abren. El día y la noche. Los pájaros. La firmeza de las montañas. La constancia del agua. El hombre vuelve a martillar. Tomo de nuevo el libro. "Aquel que no se preocupa por la otra vida está peor que ese tronco en mitad del campo: desprovisto de ramas y follaje". Un instante contiene todo el universo.

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Lo mejor de  2015:

Periodismo: El Hambre, Martín Caparrós [Planeta, Colombia]

Cuento: Reliquias de trapo, Antonieta Madrid [Monteávila, Venezuela]

Novela: Donde mueren los payasos, Luis Noriega [Blackie Books]

Memoria: Virgilio Piñera, entre él y yo, de Antón Arrufat [Ediciones Unión, Cuba]

Serendipias:
Con los ojos bien abiertos, Saúl Álvarez Lara [Ficción. La editorial]


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Lo que no alcancé a comentar, aunque ganas no me faltan:
 
Borges a contraluz de Estela Canto es un libro de memorias de la escritora que amó Borges en los años de más intensa actividad creativa, cuando estaba escribiendo los relatos de Ficciones. Estela Canto desnuda con escalpelo y cinismo de mujer adelantada a las costumbres de su época los complejos del escritor, busca explicaciones sicoanalíticas a sus abstinencias sexuales, examina el contexto histórico y la evolución de las ideas políticas o de las tentaciones que pudo tener Borges frente a la vida social de su país, se desquita de la presencia avasalladora y castrante de la madre del poeta y señala desde un punto de vista muy sincero, descarnadamente sincero, las dudas de una celebridad que queda reducida a las justas dimensiones humanas: Borges a contraluz es como decir Borges y el arte de no acostarse con una mujer. Borges es un cuerpo que sufre por el deseo insatisfecho, que tiene miedos y taras, pero que se redime por una obra contundente y un trabajo creativo que lo lleva casi a la iluminación espiritual.

Los guardianes de la sabiduría ancestral, de Wade Davis. El discípulo de Richard Evans Schultes regresa, en Editorial Sílaba, con un libro difícil de clasificar entre periodismo de viajes, la digresión enciclopédica (linaje Sebald) y el ensayo ambientalista. Editado por Sílaba de Medellín comprende los viajes físicos, etnográficos y enciclopédicos de Wade Davis por Nepal, Colombia, Estados Unidos en busca de pueblos y outsiders considerados como las verdaderas grandes almas que protegen  al mundo y sus valores espirituales antes del "momento Atlántida". El libro es una muestra de puro periodismo cosmopolita norteamericano lleno de referencias y patrones para el público de Nueva York pero esmerado en las síntesis históricas y los datos que prueban la decadencia de nuestra era y el ocaso silencioso de la humanidad.

La paz, la violencia, Testigos de excepción de Arturo Alape. Al menos yo lo leí tratando de descifrar las posibles trampas detrás del proceso de paz actual entre la guerrilla más antigua y el gobierno neoliberal y tratando sobretodo de vislumbrar la oportunidad extraordinaria a que se enfrenta país ante el prometido punto cero que acaba de refrendarse con el acuerdo sobre víctimas (tras los más de cuarenta acuerdos ya firmados), pero sobretodo tratando de sistematizar en mi mente de ciudadano observador el contexto histórico en que se dan los diálogos de La Habana para el fin del conflicto en Colombia. El libro de Alape es un auténtico Arcades Project que agrupa toda las voces protagonistas de las guerras colombianas enfrentadas en tribunas, estrados, escenarios bélicos y de poder, en el siglo XX. Tal vez el trabajo más exhaustivo del escritor, que se convierte en la continuación del modelo periodístico que propuso ya en El Bogotazo: la investigación fundamental sobre la gran cicatriz de la Violencia sectaria.

Carnets de Albert Camus, obras completas, Libro IV [Alianza]. Los leo ahora en  en una versión pdf que me conseguí en la web. Comprende los años que van desde la publicación de El Extranjero y la cuota de celebridad mundial que le acarreó en el contexto de la posguerra, hasta su muerte en el accidente automovilístico a los 47 años de edad. Sorprende la renuencia a escribir sobre la cotidianidad de su vida. No hay desplazamientos ni confesiones. Sus cuadernos son síntesis de ideas ajenas que se ponen a dialogar con las ideas propias. Hegel, Marx, Platón. Reflexiones sobre las ideas y fuentes que soportan sus grandes obras: el suicidio, la libertad del hombre, la interiorización de la moral y el sentido absurdo de la existencia. Lo más personal tal vez sea las reflexiones sueltas sobre el amor, que parecen notas para La caída: las trampas del deseo, las costumbres sociales que pesan sobre las relaciones afectivas y la negativa a aceptar una soledad recoleta. Pero ¿se pueden tomar esas ideas como un trasfondo confesional? ¿Qué es el amor en Camus a fin de cuentas? ¿Un recuerdo construido, otra manifestación de la voluntad, la explosión subliminal del deseo? ¿Evolucionó en quince años esa idea? ¿Por qué parece sentirse incapaz de amar al final de su vida y a la vez usa la palabra amor como categoría? ¿Qué límites encierra el concepto de amor en Camus? Aún no logro verlo y eso que tengo la misma edad de cuando empieza el primer cuaderno (y aún creo en el amor) y eso que leo en una semana lo que le llevó escribir varios años. Leer este diario es como vertir miel por un pequeño agujero.

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Libros raros que leí en 2015: Leer en El Espectador.
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Publicado por Revista Corónica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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