domingo, 11 de diciembre de 2016

Escribir la comida y empezar el recorrido sensorial en la imaginación

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La comida, esa mezcla de alimentos que no sólo satisface una necesidad y recompensa al cuerpo al estimular el sentido del gusto, sino que complace y deleita la vista, el olfato, el oído y el tacto, tiene muchas maneras de seducir. Incluso antes de ver, oler, tocar y probar los elementos de un plato, la presentación de una receta puede incitarnos… (también a prepararla) a imaginar.
El acto de cocinar puede estar impregnado de tanta sensualidad como queramos transmitir a nuestros comensales. Es lo que logra Enrique Hernández D´Jesús en su  Antología Poética “El Día que Comenzó a Nacer”. Entre capítulos de su repertorio saltan ingredientes y preparaciones que al tiempo de indicar cómo se cocina un platillo, narran un momento de erotismo culinario.

“Tome entre sus brazos a la coneja.
Aderécela con merey
Acaríciela.
Consiéntala
Sóbela hasta que su carne se vuelva delicada Suave.
Hasta que su terquedad pueda conocer el ritmo del tiempo
   Pueda conocer su conocimiento
Y es entonces cuando la debe mojar con vino blanco.
Así reposa mejor y se macera”.

De esta manera el autor venezolano invita a preparar una “Coneja aderezada con estragón, vino, pistachos y merey”; presenta la experiencia de mezclar, pelar, picar y revolver como una secuencia cautivadora que provoca intimidad entre el cocinero y sus sustancias.
Pero en esta oportunidad intimaremos con el mar y sus productos, una receta que aviva pasiones: “sopa de pescado para un ardiente momento en la morada”. El poeta recomienda que la prepare el enamorado a la enamorada.
Ingredientes:
2 cabezas de pescado: una de mero y otra de pargo, hierbabuena, perejil, cilantro, sal en grano, 4 dientes de ajo,  1 plátano verde, 2 papas grandes, apio de tamaño regular, ocumo, 3 trozos de mero, 3 trozos de merluza, 3 trozos de pargo, 2 copas de jerez, un rocío de soya, 600 gramos de hongos frescos, 300 gramos de arroz, aceite de oliva, pimienta blanca.
La preparación:
 Rellenar las cabezas de pescado con la hierbabuena, el perejil, el cilantro, la sal en grano y el ajo. “Ate las cabezas muy bien, como a la amada”.
Es aquí cuando “crecen las condiciones vitales de lo eterno”.
Ponga a cocinar en una olla con agua las dos cabezas de pescado, el plátano verde cortado en 5 pedazos. A los siete minutos le agrega el apio cortado en 7 pedazos, lo mismo que el pedazo de ocumo en 4 partes y las dos papas, sin cáscara, cortadas en 4 cada una. Al pasar 10 minutos le agrega los tres trozos de mero, de merluza y de pargo. Es muy importante que el fuego sea lento por unos 17 minutos más. En ese momento le caerá una lluvia de dos copas de jerez y un rocío de soya. Apague el fuego después de 45 segundos.
Al servir en cada uno de los platos, acueste una camada de hongos frescos, encima una camada de arroz blanco sin sal. Después la sopa. Un cariño de aceite de oliva y la pimienta blanca le caerán muy bien.
Antes de degustarla, puede que contarle el proceso a la enamorada sirva de entrada, aperitivo y anuncio del postre.
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Publicado por Unknown
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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