viernes, 16 de marzo de 2018

La ciudad liberada: una búsqueda en la música, la fe y lo maldito

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Por John Better
A: Pity
@johnbetter69

“La Ciudad Liberada, así se llama mi nuevo disco. He tomado el título de una consigna literaria del poeta argentino, Nestor Perlongher, la cual dice: “para vivir y amar en una ciudad liberada”. Ya falta poco para que esté al alcance de la gente”. Quien hablaba era Rodolfo “Fito” Páez (Rosario, Argentina, 1963), el  emblemático cantante argentino que estuvo de visita en la pasada feria del libro de Bogotá presentando sus dos proyectos literarios: “La Puta Diabla (novela) y Diario de Viaje, un recorrido gráfico y literario de sus giras más recientes.

Nos encontrábamos por entonces al norte de la capital en un sofisticado restaurante de comida oriental. Botellas de sake han ido vaciándose a medida que la noche trascurre, platillos minimalistas como piezas de arte iban y venían en las  manos de los meseros del lugar. Páez solo bebía agua, dijo ya haber saciado  su sed etílica en los últimos 35 años.  Aun así se anima y canta una estrofa de La ciudad Liberada, canción que da título a su  nueva placa de estudio:


-Quiero vivir en la ciudad liberada/Donde a los pibes no les metan más balas/Una ciudad de sexo desenfrenada/Mi ciudad liberada.

Seis meses después, en noviembre de 2017 el rosarino lanzó en un show sorpresa este nuevo álbum que según Oscar Jalil, reportero de la revista  Rolling Stone (Argentina) es el mejor disco del argentino en los últimos 20 años. Afirmación que produce algo de vértigo en sus más  apasionados seguidores que siguen considerando “El amor después del amor (1992, Warner Music) su obra cumbre.

Decir que la música de Páez ha cambiado con el tiempo es algo innegable, para muchos, el autor de temas clásicos de la música popular latinoamericana como Mariposa Tecnicolor, Circo Beat  o Yo vengo a ofrecer mi corazón, este cambio ha sido para mejorar como el vino con el transcurrir de los años. Un sector más implacable de la crítica argumenta que Páez ha desmejorado notablemente en su capacidad de composición. Lo cierto es que a sus 55 años nos entrega un disco que vale la pena entrar a analizar y sobretodo disfrutar acompañado con una buena copa de vino o agua si lo que tiene es sed de buena música.

La liberación de las ciudades

Las ciudades bailan y hace siglos que es así”.

Fabiana Cantilo

La Ciudad Liberada podría ser cualquier ciudad latinoamericana: Buenos Aires, Bogotá o Lima. En esta canción del músico argentino las ideas revolucionarias  parten de la utopía de vivir en un lugar cuya política de vida única sea el amarnos salvajemente los unos a los otros, y este amor no implica solo sexualidad, también compromiso con los entornos y  las clases más afectadas por las desigualdades sociales.
 El cantautor toma como referencia la crisis argentina de los últimos años  y la corrupción política para denunciar fenómenos como la pobreza, el desempleo y la indigencia. El escenario de esta canción es el parque Patricios, un lugar de esparcimiento público donde hoy, además de sitios de recreación y comercio se han construido albergues como el de Moteagudo, un lugar  para socorrer a la gente que vive en las calles. En este tema, uno de los más potentes del álbum, Paéz dispara versos como:


En el refugio Monteagudo te abrazan con el corazón/Fui a cantar una noche con el piano/Y un cartel escrito con dolor decía que la calle no es un buen lugar/Para vivir, mucho menos para morir/Transmítelo, transmítelo.


En el track  Islamabad (Ciudad del Islam)  por ejemplo,  un sarcástico Páez empieza a cantar irónicamente  el lema de la república francesa: “Liberté, égalité, fraternité vive le France” para después refrescar la memoria del país  recientemente golpeado por actos terroristas con instantáneas bélicas y partes de culpa por  los muertos de la Guerra de Liberación de Argelia y la masacre de  argelinos que  murieron ahogados en el río Sena cuando reivindicaban una Argelia independiente en 1961. Más de 4 minutos de canción donde  le sobra sangre y rabia para seguir escupiendo el dolor cuando habla de las víctimas   durante las  dictaduras latinoamericanas:

Oíste hablar de los desaparecidos/No son fantasmas, ni zombies/Son gente cuyas familias, después de tanto tiempo, aún no saben dónde están/Nunca serán beautiful people/En una fosa común en el fondo del rio, sin una lápida se esfumarán.

Pero no podríamos concluir que este se trata de un disco meramente de denuncias de los abusos cometidos por la política o la religión a través de la historia. El amor, insisto, siguen siendo el trasfondo de este  álbum.
Sí “El amor después del amor” fue la forma en que Páez nos narró el mundo que vivía en aquellos años junto a la inolvidable Cecilia Roth (exesposa y musa inspiradora) La Ciudad Liberada, si bien toca temas dolorosos, hay espacio para la celebración a la vida, las cosas simples, el amor de pareja y otras poéticas historias.

“Aleluya al sol”, fue el primer corte del disco,  es una plegaria  por  que los buenos tiempos lleguen de una vez por todas. Un tema “Circobeatiano” que  nos invita  a salir y ver directo al sol, al optimismo y al respeto por las mujeres: Chicas en américa /En la cruz del sur, estallaron la revolución /Todo el mundo en las plazas con banderas gritan /Que no haya ni una menos.

 En “Wo wo wo”, un Paèz nostálgico nos rememora su pasional romance con la  cantante de rock Fabiana Cantilo, otra de sus musas, mujer que inspiró clásicos del repertorio del cantante, como “Fue amor”, “Brillante sobre el mic”, entre otros. El segundo vídeo que se conoce de este nuevo proyecto es “Su vida mi vida”, un tema de amor en el que aparece junto a Eugenia Martínez Kolodziej, joven bailarina y  su actual pareja. Con un sampling de “No soy un exctraño” de Charly Garcìa sonando de fondo, Pàez nos obsequia una canción exquisita y sutil, tal vez otra de las mejores del álbum:

Cuando se revuelcan nuestras piernas en la cama/Y cuando nuestras pieles se conectan al brillar/Y cuando sus abrazos y mis manos se entrelazan/Entonces, yo siento que me da su vida.

En “La mujer torso y el hombre cola de ameba” deslumbra  un Páez surreal con una narración fantástica del romance entre una mujer sin miembros y un hombre mutante víctima de la bomba atómica de Hiroshima. En “Otra vez el sol”, Páez deja ver una vez más sus fantasías betlemaníacas con una canción que parece haber salida del fantástico álbum Magical Mistery Tour del  legendario cuarteto inglés.

La Ciudad Liberada es un buen ejercicio de como un hombre que lleva casi 40 años en la música puede reinventarse y entregar todavía un puñado de canciones  que nos hagan reír, llorar, o reflexionar Desde la misma tapa del disco se propone una revolución, Páez enfundado en un cuerpo femenino y  cubriendo  su pecho parece decirnos: “No hay nada mejor que la libertad”, más en un mundo lleno de hipócritas, reprimidos y censores.
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Publicado por Revista Coronica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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