miércoles, 23 de mayo de 2012

El expreso del hielo

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Hubo en España una revista de culto llamada Ajoblanco (1977-1999). Fue una publicación underground y  uno de sus números más emblemáticos es un monográfico dedicado a la marihuana (aquí pueden descargarlo) Hoy corren rumores de que la revista volverá pronto, en Digital. Ojalá. La esperamos. En septiembre de 1994 Ajoblanco presentó una entrevista al líder del grupo de rock Mano Negra  (Manuel Chao, mejor conocido como Manu Chao). La conversación versó sobre la gira más reciente del grupo a zonas de conflicto en latinoamérica y un apartado refiere a la visita del grupo de rock por el valle del río Magdalena en Colombia (entonces desangrado por la pacificación paramilitar y la reacción guerrillera). La gira se llamó El expreso del hielo, título extraído de un pasaje de Cien años de soledad. Texto recobrado del maremagnum web.


Estos dos últimos años han marcado el ser o no ser de Mano Negra. Todo empezó en el 92 a bordo de un carguero que les llevó por toda América del Sur y culmínó el pasado invierno con el recorrido en tren por la desvencijada vía férrea de Colombia -entre narcos, guerrilla y ejército-. Esa doble aventura les ha convertido en el grupo musical más popular de Latinoamérica. Manu Chao, el líder de la formación, explica a Ajoblanco sus vivencias tras esa huida hacia el sur que se ha concretado con la edición de Casa Babylon. Un nuevo trabajo -¡y ya van cinco!- donde la cultura multirracial explosiona los sentidos a base de ritmos cubanos, perversiones salseras y energía urbana. Siempre a su lado, los miembros de la compañía teatral La Royal de Luxe han sido los auténticos motores de sendas travesías. Y antes que nada, su nuevo grito de guerra: VIVA ZAPATA

Mientras aquí nos entretenían con todas las zarandajas del 92, en la ciudad francesa de Nantes se gestaba una iniciativa que haría sonrojar al mismísimo Fitzcarraldo. Una compañía de teatro y un grupo musical habían convencido al municipio y al Gobierno de la nación para que, con un presupuesto mínimo, les sufragaran un peculiar viaje por las Américas a la búsqueda de su El Dorado particular. Los miembros de La Royal de Luxe y los componentes de Mano Negra nunca han sabido -ni querido- disociar la vida del arte y , aunque eso suene a grandilocuente, es ese carácter el que los distingue de la mayoría. Dispuestos siempre a romper fronteras, la primera barrera que descuartizan es la del escenario y acto seguido visten ese profesionalismo que hoy en día llena tantas bocas de una vocación necesaria que lo humaniza. "Lo del carguero era una idea con la que nos habíamos emborrachado un montón de veces con la gente de La Royal. De nuestros bolos por América Latina sacamos la conclusión que el circuito rockero por donde nos movíamos limitaba el acceso a nuestro público natural por el mero hecho de cobrar entrada en los conciertos. Más del 90% de la población no podía venir a vernos. Con el carguero, al ofrecer las actuaciones gratis, teníamos una oportunidad increíble para conectar directamente con la gente de la calle", explica Manu.

Venezuela, Colombia, México, Cuba, Santo Domingo, Brasil, Ecuador, Uruguay y Argentina fueron los países que recibieron la visita de los Mano y La Royal durante los largos meses que duró esa travesía por el Atlántico. Actores y músicos convirtieron el carguero en una especie de circo itinerante y la gire fue bautizada con el nombre Barrio '92. "Con el pretexto del barco llevamos nuestro montaje a barrios marginales como el de Marín en Caracas, donde la gente de clase media y los estudiantes del lugar acudían por primera vez en su vida. En Ríao de Janeiro, por ejemplo, nos metimos en la favela Rosinho, que es la más grande de Latinoamérica y así conseguimos que esas zonas de las que sólo se habla para tratar temas de delincuencia o drogas tuvieran un protagonismo específico de carácter festivo y atractivo. Lo que pretendíamos era eliminar ciertos prejuicios. Mostrar que esos barrios maltratados sólo necesitan atención y respeto para dinamizarse y generar actividades que despierten el interés del resto de la ciudad y dejen de ser tratados como guetos".

Precisamente la crudeza del viaje no se vivía en esos barrios, donde la receptividad era efusivamente contagiosa, sino en el propio barco. "Era un carguero que práctivamente salió del desguace y estaba en las últimas. La tripulación se pasó los seis meses que duró la gira metida en la sala de máquinas. Si en cubierta teníamos 40 grados, ellos estaban a más de 60. A cada momento se descubría una nueva avería, un escape de agua o una fuga de combustible. La incertidumbre de que nos quedaríamos en el camino siempre estaba presente, ya no sólo por el estado del barco sino por los litros y litros de gasoil que debíamos conseguir para realizar la travesía. Era una auténtica guerra hacer que el barco siguiera. Los problemas de dinero eran asfixiantes hasta el extremo que Philippe, el encargado de controlar todos los gastos, perdió un dedo al colgar el teléfono después de una discusión. La tensión que se vivía en aquella habitación era increíble y yo muchas veces desaparecía porque sabía que no lo aguantaría. Realmente, el mérito de aquella experiencia se lo debe llevar la tripulación y los que se encargaron de la gestión". Por su parte, los miembros del grupo decidieron renunciar a su caché y cobrar un sueldo mensual asignado por el Gobierno francés equivalente al salario mínimo interprofesional. "Cobrábamos 5.000 francos al mes, una cantidad que con el grupo de gira nos la hacemos a diario, pero era la única manera de que pudiéramos tocar gratis ya que si presentábamos el proyecto con nuestros cachés normales el barco no salía".

Un reto

La odisea del barco se convirtió a su vez en un reto para los propios integrantes de Mano. El grupo llevaba ya cinco años funcionando por su cuenta y riesgo y el fantasma de la disolución planeaba cada vez con más fuerza por encima de sus cabezas. El alto precio de la autogestión en busca del máximo grado de libertad parecía pasarles factura. Las discusiones con la industria, el agotamiento de un trabajo diario, alternando las tareas de despacho con el escenario, y presiones de todo tipo asfixiaban la existencia de un grupo que había nacido espontáneo y que cada vez se sentía más atrapado en las redes que él mísmo había tejido. Demasiados compromisos. Paradójicamente, todas las vicisitudes que pasaron a lo largo de los seis meses de travesía, en vez de confirmar la disolución de Mano, les unió de una forma sorprendente. La esperiencia sirvió para que se dejaran de tonterías y regresaran más fortalecidos que nunca. "Hubo momentos fortísimos, momentos terribles, momentos fantásticos... la gira fue larguísima... aquello fue todo. Todo", expresa con rotundidad Manu.

"Un grupo de 14 personas conviviendo durante cinco años, sin estar en casa ni ver a la familia siempre genera crisis. Creo que est es saludable. El momento más crítico de Mano Negra fue antes de embarcarnos. Todos sabíamos que, durante el trayecto, tanto podía morir el grupo como renacer de nuevo. Sorprendentemente, en el barco fue donde encontramos la libertad. Descubrimos que Mano Negra no podía seguir siendo un grupo rígidamente estable que obligase a suss integrantes a contraer un compromiso de exclusividad. Si uno quiere dedicarse a los tatuajes, tomarse unas vacaciones o hacer cualquier otra cosa no vamos a pedirle que rompa el carnet del partido. Ahora mismo yo no sabría decirte cuánta gente integra Mano Negra. Hoy estamos tres de promoción, cuando salgamos de gira seremos veinte y cuando grabemos en el estudio un día seremos dos y otro quince. Mano Negra es sobre todo un punto de encuentro entre mucha gente donde quien quiere meterse se mete y quien no, pues se toma un descanso y luego vuelve".

El propio Manu tampoco se siente imprescindible dentro de la formación a pesar de ser su portavoz y poseer la autoría en la mayoría de los temas del grupo. "Yo mismo dejé momentáneamente el grupo para aceptar una invitación del músico egipcio Alí Hassan Kuban en la que pedía que le propdujera su nuevo disco. No querría que con el paso del tiempo tuviera que reprochar a Mano Negra el haber perdido oportunidades como esta. Antes del barco teníamos la sensación de estar encarcelados y esa experiencia nos puso a tono". Pero le es imposible negar que tanto si él como dos tres personas concretas de la formación deciden abandonarla, Mano Negra puede quedarse bastante desvertebrada.

El expreso del hielo

De hecho, la última aventura del lider de Mano Negra se la curró él solito junto a uno de los técnicos de La Royal. Colombia era un país que siempre le había llamado la atención y la vía férrea que cruza todo el territorio, por donde no circula ni un solo tren, era una tentación demasiado grande como para no sacarle provecho. En realidad fue Cocó -de La Royal- quien le caldeó los ánimos con la propuesta de construir un pequeño carrito adecuado a los raíles para que recorrieran a dúo los lugares más recónditos del país llevando distracción, diversión y fiesta. "La idea inicial era tan sencilla como llegar a todos esos pueblos campesinos donde no están acostumbrados a recibir visitas y ofrecer un espectáculo para los niños. Cocó llevaría lo básico para hacer teatro y yo me acompañaría tan solo de mi acordeón y una guitarra. Todo el proyecto se fue engendrando en el carguero y era como la contestación a nosotros mismos ya que suponía una huída de las ciudades y de todo el mogollón urbano en que siempre hemos estado metidos. Nuestra intención era llegar a esos pequeños pueblos perdidos en el campo donde parece que nunca pasa nada. Todo se distorsionó cuando fuimos a pedir el permiso a Ferrovías de Colombia y nos llevaron a una explanada en plena selva donde estaban todos los trenes del país desde el año 10 hasta el 75. Aquello era impresionante, teníamos toda una flota de trenes a nuestra entera disposición y el proyecto se fue inflando de tal manera que al final sólo hicimos el 10% de lo que había creado nuestra imaginación".

Así nació El Expreso del Hielo, una locomotora de hielo y de fuego que fue bautizada con ese nombre en homenaje a Gabriel García Márquez y su obra cumbre Cien años de soledad. Era el mes de noviembre del 93 y el punto de partida no podía ser otro que la estación de Santa Marta ("Santa Marta tiene tren", reza la canción popular). Para llevar a cabo un proyecto tan descabellado hizo falta casi un año de preparación. "Tuvimos que negociar el recorrido con los caciques de cada pueblo así como con la guerrilla o los diferentes grupos praramilitares. Pero quien nos resultó más difícil de convencer fue el propio embajador francés puesto que él es el responsable de la vida de los franceses en Colombia y aquello era una auténtica salvajada. Nos metíamos en lugares totalmente prohibidos y peligrosos que mucha gente del país sólo conocía porque estaban en el mapa pero que en su vida habían pisado por miedo a no volver. Pasábamos por las tierras de Escobar, de la guerrilla y gastamos más energías para convencer al diplomático francés que con los militares y los narcos".
Temores y lágrimas

La aventura se presentaba tan dura y arriesgada como enriquecedora y emocionante. No en vano, de las sesenta personas que formaban el equipo de salida sólo resistió la mitad hasta la llegada a Bogotá. "Había momentos en que soñabas con marcharte pero el recuerdo y la experiencia fueron increíbles", afirma Manu. A diferencia del carguero, en esta ocasión ninguna institución francesa quiso cubrir parte del presupuesto que requería el proyecto. Aunque, en ese sentido, tanto Manu como los miembros de La Royal no perdieron demasiado tiempo convencidos de que su tozudez les permitiría volver a mostrar que es posible hacer cosas de envergadura sin tener que depender del dinero público. "En cierto modo, para nosotros el problema económico no era tan grave porque ya ganamos plata por otras vías y nuestras familias pueden comer a pesar de que hagamos estas locuras. Pero al correrse la voz de nuestro proyecto se apuntó mucha gente que nos conocía y que estaba en el paro, o incluso especialistas de cine y mecánicos de primera muy bien remunerados en sus trabajos. La idea les atraía tanto que estaban dispuestos a colaborar en ella por un sueldo mínimo. Cuando llegaron a Colombia les expusimos la situación y les ofrecimos el billete de vuelta a Francia. Fue una sorpresa muy agradable cuando vimos que la mayoría de ellos decidían quedarse y trabajar por la cara. Aquello fue lo que nos dio más fuerza e hizo que empezáramos a creer que el proyecto que habíamos creado realmente valía la pena. Tan sólo por aquel gesto valía la pena haberlo hecho".

La empresa no era fácil y los temores se agudizaban a diario al comprobar que los noticieros del país no daban abasto para cubrir los actos de violencia que germinan por todos los rincones del territorio colombiano. "Los periodistas nos venían a buscar con lágrimasen le cra para aconsejarnos que aquella noche no saliéramos al escenario porque nos iban a matar. Pero al final sólo eran temores que se deshacían y cada una de nuestra actuaciones se convertía en una fiesta. Era impresionante ver a 10.000 personas bebiendo sin parar, la mayoría de ellas con una pistola en el cinto y ni un solo tiro".

Una de las paradas más estremecedoras en el trayecto de El Expreso del Hielo era la de Barrancabermeja, la ciudad más violenta de un país que ostenta una media de 29.000 homicidios por año. "Nos dijeron que, si nos deteníamos, sólo nos quedáramos una noche. Además, allí al lado tienen la Texaco griga y eso ha generado entre la gente un odio terrible hacia lo extranjero. Finalmente nos quedamos una semana y no pasó absolutamente nada. Con eso tampoco quiero decir que sea falsa la existencia de violencia. La primera imagen que veíamos en muchos de los pueblos por donde pasábamos era el desfile de mujeres enlutadas detrás de un ataúd camino del cementerio. Eso se te queda grabado, pero también nos sentíamos satisfechos de que no pasara nada cuando nosotros nos asentábamos en un lugar donde antes y después de nuestra llegada los asesinatos y las peleas eran moneda corriente. Mano Negra no cambiará el mundo ni nada por el estilo, pero esa semanita de paz todo el mundo decía O.K. En un primer momento éramos una especie de atracción ambulante que podía agredir el entorno con asociaciones de ideas como la de relacionar nuestros tatuajes con símbolos homosexuales o carcelarios. Pero al cabo de dos horas, cuando comprobaban que estábamos más jodidos que ellos, que les pedíamos de comer, que cargábamos con todos los hierros del montaje y que no pretendíamos más que pasarlo bien, rápidamente nos echaban un cable y conectábamos con ellos. También tuvimos la inteligencia de evitar que los del ejército se metieran en el tren con la idea de protegernos. Si lo hubieran hecho, quizás ahora no podríamos estar aquí para contarlo".

El niño de la calle

Hay un cierto tono en el discurso de Manu que por momentos parece decantarse hacia un paternalismo inconsciente. La adopción de Jhonder, un niño de la calle colombiano que participa en Casa Babylon y al que le están tramitando los papeles para que venga a París y se integre al grupo, también alimenta ciertos resquemores respecto a la forma de actuar de Mano Negra. Quizás ése es el peligro de ser algo más que un grupo musical, ya que se mueve a través de un ideario social donde no están muy claras las fronteras entre solidaridad y beneficencia. "Creo que la gente nos quiere y nos sigue porque somos honestos. Mano Negra es un grupo musical por pasión, pero como seres humanos que somos exponemos lo que pensamos públicamente. Siempre que sea honesto, un grupo musical o un artista puede hacer muchas cosas para mejorar el comportamiento social. En el caso por ejemplo del integrismo islámico, si Khaled (músico argelino) dice tan sólo tres palabras críticas al respecto puede cambiar a toda la juventud argelina que ahora es islamista. En cierta manera ya lo hace, pero no puede ser más explícito porque tiene miedo y eso es normal ya que toda su familia vive en Orán. Dhaled es un tío que me encanta, tan sólo con su sonrisa ves que en él no hay trampa. Ahora bien, la honestidad en la música no la tengo más clara que en la política o el fútbol. Todo es la misma mierda. Yo espero que nosotros demos al menos una imagen de honestidad ya que conseguir trabajar en libertad nos ha costado mucho. Muchos músicos en los que yo creía durante quince años me han caído muy bajo al conocerlos y ver coómo funcionaban. Pero eso te da más fuerza. No te daré nombres -aunque ya sabes que Iggy Pop está entre ellos- pero son muchos los que en sus canciones y en su música venden un mensaje y luego viven y actúan de una forma totalmente opuesta. Mano Negra es simplemente arte, vida y comercio. No hay que olvidar que el artista siempre ha de tener una relación con el dinero para poder comer. Ese es el problema, no ya del artista, sino de la humanidad desde hace un montón de siglos. Los músicos podemos sufrir la presión de las multinacionales pero es mucho peor lo que padecen los pintores con las galerías de arte".

Los años de compromiso y lucha social que han mantenido en pie la estructura de Mano Negra les ha provisto de un radar muy preciso capaz de interceptar la onda adecuada entre la multitud de globos sondas que saturan el espacio de injusticias, luchas, enfrentamientos y los más diversos conflictos. Quizá por eso, cuando estaban en pleno trayecto colombiano sintonizaron de pleno con el levantamiento de los indígenas mexicanos de Chiapas. La reacción fue inmediata. Pillaron uno de los temas que ya tenían grabados, le cambiaron la letra y le pusieron un título suficientemente explícito: VIVA ZAPATA

Esa es la tarjeta de presentación de Casa Babylon. "No es que estemos de acuerdo con cualquier guerrilla porque, por ejemplo, entre Sendero Luminoso y Che Guevara hay años luz. Lo de Chiapas nos olió a movimiento sano desde el principio. Sin manipulación política ni nada extraño. Ni pol-pots de Camboya, ni atracadores de autobuses... la guerrilla en Colombia está embrutecida... promover la guerrilla en Colombia es mucho más complicado. No es que esté en contra pero tampoco me han convencido para que esté a favor. Hay demasiados intereses cruzados. Con lo de Chiapas fue diferente y ya una vez en París me pasaron un ejemplar de vuestra revista en la que pude leer la Declaración de la Selva Lacandona del subcomandante Marcos. Aquel artículo era genial, lo explicaba todo".

La lucha continúa

Mano Negra se fue a hacer las Américas en busca de aventuras y reencontró en sus gentes la fuerza que le parecía haber perdido. Regresaron a casa con las pilas bien cargadas y eso les ha permitido rehuir del escepticismo que reina en el continente europeo y retomar su lucha cotidiana con más ímpetu si cabe. "Es verdad que allí hay mucha más sensibilidad, pero aquí también hay miles de cosas por hacer. La guerrilla está llegando, tanto la buena como la mala. En Francia, por ejemplo, cada día se agrava el problema del Islam. Cualquier morito de 14 ó 15 años es islamista y eso ya es una guerra. Una guerra de esnseñanza. Pero de la misma manera que critico el integrismo nacional del Frente Nacional. Europa parece estar volviendo a la Edad Media y lo que se prepara para los cinco años venideros lo hemos de saber atajar ahora. Lo que pasa en Italia es terrible. Quiero pensar que hay mucha gente consciente de lo que sucede y que eso permitirá cambiar el futuro. Nadie cree en los partidos políticos. Yo soy demócrata, creo en las elecciones, pero ¿a quién tengo que votar?, ¿a quién puedo votar? A nadie. Ante estas cuestiones ya no sé qué decir. No vayas a votar porque todos son igual de gilipollas y al mismo tiempo no perdáis ese derecho de voto. Mandela pasó 25 años en la cárcel para poder votar. Y cuando nos quiten el derecho de voto nos vamos a morir por volverlo a conseguir. ¿Pero votar a quién? Toda mi vida, desde que nací, nunca voté para alguien sino en contra de alguien. Y eso ya es algo insano. Ahora ya noa sé ni a quién votar en contra porque no sé cuál es peor. La gente de la calle ya no cree en nadie. Hay una fatalidad entre la gente que nos lleva a no reaccionar. La imagen de una familia sentada ante el televisor y mofándose del primer político que sale es común en todo el mundo. La democracia que vivimos es absurda y por ahora no se ha inventado nada mejor que esto. Algunos piensan que Mano Negra es ANARKISTA, radical o yo qué sé, pero yo , repito, soy demócrata. Aunque mi idea de democracia de Sudáfrica porque si Mandela está ahora en el poder es por el interés de las grandes compañías económicas en romper el bloqueo y hacer negocio. Los políticos son prisioneros de la economía y la economía es pura mafia. Así es como se crea un círculo vicioso y una vez que te metes es imposible salir. La democracia en el mundo está bajo la dictadura de la economía. La democracia soñada es Babylon".

Babylon es la tierra soñada por Bob Marley -"el único artista realmente world music que haya existido", sentencia Manu- y ese paraíso rasta donde todas las culturas se mezclan y conviven en paz es el que desea transmitir Mano Negra desde su nuevo trabajo. "Cuano estás ensayando en la calle y alrededor tuyo hay veinte tambores wata, tu música cambia, se enriquece de una nueva vida. El día que tocamos en Cuba ante más de 10.000 personas estábamos acojonados. Allí había miles de músicos mucho mejores que nosotros. Es entonces cuando la palabra respeto toma su sentido más preciso y te sientes valorado como ser humano". La última locura que les ha pasado por la cabeza es coger los bártulos y atravesar el continente africano. Será entonces hasta la próxima.

REVISTA AJOBLANCO Nº65 SEPTIEMBRE 1994

Fotos: Carátula Puta's Fever, Mano Negra / Portada Ajoblanco /Primer número Revista Ajoblanco, Barcelona 1977 / El expreso del hielo en Gamarra, Colombia / Comic del Che, por Luis Rey, en Revista Ajoblanco / Especial Marihuana, Ajoblanco / Tomadas de Google Imágenes.

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Publicado por Revista Corónica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

4 comentarios:

  1. ...recuerdo el Expreso, una joven con acento extraño diciendo "cerado, cerado...La entrada a un vagón, un joven guía susurrando al lado de un cuerpo de un animal en hielo, del que sobresalían dos grandes cuernos; el joven hablaba bajo pues nos decía que había peligro que este animal despertara, y que por eso entrábamos en grupos pequeños, pues el calr derretería el hielo y eso sería catastrófico. Me recuerdo a los diez años, aguantando la respiración para no hacer nada que despertara a ese gigante...

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    1. Hola, Celia. Espero que esté bien. Estoy haciendo un documental sobre El expreso de hielo y quisiera contar con su testimonio en él. Si quiere ayudarme, por favor escríbame a mpaulahbarbosa@hotmail.com De verdad se lo agradecería mucho.

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  2. en esa epoca estaba embarazada de mi hija y mi madre no me dejo ir al expreso del hielo cuando llego a la Dorada Caldas, pero tuve el placer de conocer tiempo despues a dos de los artista del expreso del hielo a Manu Chao y su compañero de viaje, no recuerdo el nombre de esa persona, pero si recuerdo la nacionalidad francesa y venia acompañados con una periodista española. Fueron bonitos los recuerdos.

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  3. ¿Castigada, sin postre? Si te animas a organizar esos recuerdos podríamos publicarlos.

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