Por
mi influencia familiar, ligada a un pensamiento de centro izquierda, me
interesé por los libros de Marx, de Engles y de Lenin. Es decir, llené mis ojos
de materialismo histórico y dialéctico durante ese año. Me leí Manifiesto del
partido comunista, Miseria de la filosofía (una respuesta que le da Marx a
Joseph Proudhon, un filósofo francés que había escrito Filosofía de la
miseria), El Estado y la revolución y el ¿Qué hacer?, de Lenin. Y de ñapa, un
pequeño folleto, pero no menos filosófico, llamado El origen de la familia, la
propiedad privada y el Estado, de Engles.
Todas
esas lecturas, sumadas a otras vivencias en casa y en el colegio, despertaron
mi interés por las tendencias de pensamiento comunista y socialista, mirándolo
como una opción para salir del Estado esclavista en el que nos encontrábamos
gracias al capitalismo (¡Qué diferente se lee ahora!). Inclusive conformé un grupo con cuatro compañeros más
(uno de ellos ahora es un poeta reconocido) llamado GRE, Grupo de Revolución
Estudiantil. Fue un grupo que duró poco tiempo, hasta que el rector dio un
grito diciendo que eso estaba prohibido (era un colegio católico, entre otras
cosas), y nosotros, despavoridos, nos “dispersamos” y dejamos el asunto ahí.
Ese grupo no paso más de ser una hoja llena de estatutos incumplidos.
Esas
ideas de izquierda fueron cambiando con el paso de los años, y esas lecturas,
que ahora me parecen densas, se convirtieron en un bello recuerdo de los años
adolescentes. Sigo creyendo que las cosas pueden cambiar, pero la postura
crítica se hace desde otros escenarios.
Sin
embargo, encontrarme con esta película que narra la historia del joven Marx,
haciéndose gran amigo, casi hermano, de Engles, y buscando que su idea política
sea escuchada en toda Europa, me conecta con mi historia, con aquellos libros
leídos.
Esta película, dirigida
por el haitiano Raoul Peck, es una cátedra de filosofía, de la historia del
surgimiento del materialismo dialéctico como parte de un pensamiento político.
Quien quiera enterarse del origen de este pensamiento que influyó en la
política europea en el siglo XIX, debe ver este trabajo. La reconstrucción
histórica en esta cinta muestra los detalles detrás de las publicaciones que
hizo Marx en esos años, antes de que escribiera El capital, su obra cumbre. Narra
su rivalidad intelectual con Proudhon, con otros pensadores que acercaban la
revolución con la religión, y el surgimiento de su amistad con el joven
millonario Frederick Engles, quien apoya a Marx en su pensamiento filosófico,
lo ayuda en la construcción de algunas de sus obras, y lo sostiene económicamente, porque Marx, además de ser pobre, tenía una esposa y
dos hijas por mantener, hasta ese momento.
Las actuaciones de August Diel (Marx, y el famoso Mayor Dieter Hellstrom en
“Bastardos sin gloria”) y de Stefan Konarske (Engles, y el capitán Zito en
“Valerian y la ciudad de los mil planetas”), ambos alemanes, son muy
destacadas. Es una película que se mueve en tres idiomas: inglés, alemán y
francés, y los actores se desenvuelven muy bien por estas aguas poliglotas. También
fue un gusto ver la actuación de Vicky Krieps, la actriz de Luxemburgo que
interpreta a la esposa de Marx, pero que también se destacó en el papel
protagónico de la nominada al Oscar, “El hilo fantasma”, donde también actúa
Daniel Day-Lewis.
Es
una película que vale la pena ver por el contexto histórico en el que se
desarrolla, por la manera en que alguien lucha por sus ideales, y entrega su
vida en ello. De eso se trata al final esta obra: la constante lucha que
enfrentamos con aquello que queremos lograr.
Al
final, cuando salí del teatro, pensé en Alemania. En ese país que le dio vida
al pensamiento materialista dialéctico, pero que también, años después, se
convirtió en el centro del pensamiento nacional-socialista. Es un país que
alimentó a Marx, a Engles, y también a Hitler.
¡Muy recomendada!