martes, 15 de diciembre de 2020

Dibujos en el agua (dieciséis)

4

José Alias. Madrid/Benarés. Diciembre MMXX.




"Nada de nombres", una novela de autor de la que dice el narrador colombiano Arturo Prado Lima que “hay muchos aportes a la literatura en ella, muchos recursos narrativos, y eso es imprescindible hoy en día que todo parece artificial. Sudacas,  chinos, españoles, enmascarados de plata, bandidos, escritores sin   destino, amantes sinceras, mujeres resignadas, confluyen en un bar y en esta historia. Nada será igual después de leer esta novela”.



Un escritor sueña un relato, lo vive, se encuentra con la muerte en un acuario y se despierta con un libro sin nombre, con un breviario de las estaciones, como en el bardo, los niveles de consciencia están en la novela “Nada de nombres” de José Alias.
Libro sobre el espacio entre la escritura y la vida. También sobre el
espacio entre lo surreal y la muerte. El sueño termina y el libro existe.
Flores del Paraíso a una escritura para expresar lo que no existe y no
se encuentra, nada de nombres. Lo inefable, el misterio de la
literatura.
De la comunidad de vecinos al acuario, del axolot a la continuidad de los parques, del jazz al cine, del rock and roll al amor. De lo cotidiano a lo espiritual, de la música a la palabra, del silencio a la ausencia. Del escritor al lector.

Alejandro Mos Riera. Cineasta, escritor y poeta.
Asturias (España)




Melodía FM y su programa Las piernas no son del cuerpo entrevistó al escritor español José Alias, a propósito de ̈Nada de nombres, su nueva novela que él mismo califica de "casi negra" en términos que me remiten a César Aira cuando habla de la literatura de género y la necesidad de sabotearla para no caer en el aburrimiento. En la entrevista como en el libro abundan las referencias al cine (Alias ha trabajado en películas de Jean Jacques Annaud, Milos Forman, Alex de la Iglesia... entre otros), a la música (Alias toca blues) y, por supuesto, a la literatura: no solo escribe narrativa y poesía sino que tuvo el privilegio de convivir un tiempo con Cortázar, al punto de pasar a la historia como el joven punk de pelo verde que lloraba junto a la tumba del gran cronopio, aferrado a una petaca de whisky durante ese funeral que presagiaba ya el destino de la buena literatura: con pocos aunque suficientes adeptos. Destaco el nombre del programa, los apuntes del entrevistado y las fotografías de fondo, todas de su autoría, alguna de ellas recordándome a Rodolfo Fogwill, otro autor que entiende que la literatura hay que ensuciarla, pero no en la forma tradicional que refiere la etiqueta, sino en una que no haga eco de la realidad imperante.

Rodolfo Lara Mendoza, poeta colombiano. Santiago de Chile


Blueseando 

Pasa que a ratos me cansan las palabras, tanta
ideas y conceptos son como cabezas de hidra
saliéndome del cuello, a cada cual más
importante, se pavonean ellas, y entonces las
corto de un tajo enchufando mi stratocaster
china y perdiéndome en los blues que
desafino entre algunos riff más o menos
particulares que me dejan el coco suave como
un baño de espuma. En una de esas abrí los
ojos, se me cierran sin querer cuando toco, y
me encontré al vecino cantor parado junto a la
ventana, dio un respingo e hizo ademán de
irse pero le tranquilicé preguntándole si le
gustaría cantar algo, dudó por un momento y
luego me dijo si sabía tocar boleros que a él
le gustaban mucho y mire usté el otro día
viendo una película asiática, que no suelo yo
ver esas películas, añadió, me quedé de piedra
cuando cantaron uno en español. Sería "In the
mood for love", le solté y se encogió de
hombros. Le dije que me diera un par de días
y algún título que ensayaría la música y el
podría cantar, se le iluminó la cara y me
preguntó si me importaba que viniera su
mujer. La respuesta era sencilla, pura
formalidad social, pero me vino a la cabeza el
beso del sueño y no sé exactamente qué dije
pero me miró de otra manera y dijo que
bueno, que lo dejara, además últimamente no
cantaba mucho y no sabe si recordaría la
letra. Me quedé como en tierra de nadie y
entonces volví a tocar la guitarra con ganas,
esta vez el blues parecía un lamento de delfín
solitario atrapado en una red de un mar
desconocido

 Nada de Nombres. Verano




... la intriga nos atrapa de inmediato y así nos mantiene en el transcurso de sus doscientas y
más páginas, por su manera ágil, fresca y amena de contar las peripecias de sus innominados personajes, además de hacer gala de una escritura impecable. Me divertí mucho leyéndola y me dejó ese buen sabor que las buenas narraciones, como los buenos guisos, deben dejar en el gusto, el olfato y en la memoria sensitiva de quienes consumimos el preparado. No hay duda “Nada de nombres” es un buen rollo, que nos hace guiños con la poesía, el rock, el jazz, las historias de policías y bandidos que han dado en llamar “literatura negra”, tal vez por esos siniestros cubículos donde los buenos logran que los malos confiesen sus fechorías, y, con todas las absurdas situaciones que suelen suceder en una ciudad que la cotidianidad ha convertido en normales, como por ejemplo que la máxima autoridad de la urbe se desplace por la misma cabalgando un elefante. Como diría aquel, “Nada de nombres” es una auténtica saga de cronopios. 
                     Omar Ortiz. Tuluá, Colombia.


Más sobre la novela, aquí. En formato ePub aquí. En papel aquí



gracias a Catherine y Daniel


Author Image

Publicado por jalias
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

4 comentarios:

  1. Me gustó la novela.
    Las fotos impresionantes.
    La luz y ternura del gatito me embelesa.

    ResponderBorrar
  2. Pues no la he visto todavía, la novela, pero espero poder leerla... Y quizás dar mi opinión por esta vía... Abrazos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. gracias Elías, espero que puedas leerla pronto. Que la isla te acune.

      Borrar

Nos gustaría saber su opinión. Deje su comentario o envíe una carta al editor | RC