sábado, 19 de diciembre de 2015

Lecturas de 2015, por Víctor Sampayo

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Víctor Sampayo (Ciudad de México, 1976). Es escritor e investigador museográfico. Ha sido becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha colaborado en revistas literarias de México, Argentina, España, Venezuela y Chile, además de ser autor del libro de relatos Los días incendiados (2010).


Sé que las listas de “lo mejor del año” son, en el mejor de los casos, subjetivas (en el peor suelen ser agresivas estrategias de marketing), es decir, de una confiabilidad más bien escasa. Sin embargo, tengo la convicción, acaso ingenua, de que una lista con los mejores diez libros que leí durante este 2015 puede ser una especie de guía que, de caer en las manos adecuadas, abrirá un mundo lleno de asombro, imaginación y, por qué no decirlo, encuentros con uno mismo. Esta lista es sumamente heteróclita: no está basada en novedades o en otras categorías semejantes, sino en los que a mí me parecieron los mejores diez libros que leí de un total de sesenta y dos. Quizás el único factor común que tiene mi lista es que cada uno de estos títulos «eligieron» ser leídos aleatoriamente durante 2015, sin importar el país del autor o la época en que fue escrito.



Evangelios apócrifos, edición de Edmundo González Blanco

Desde el siglo II hasta poco después de las Cruzadas, surgieron gran cantidad de historias alusivas a Jesucristo y a su paso irrepetible por la Tierra. Todos los textos de este volumen fueron desechados por el canon eclesiástico debido a su singular heterodoxia: se trata de supuestos evangelios que describen la vida y muerte de la virgen María, la niñez de un travieso Jesús que además es consciente de sus poderes divinos, la muerte de José el carpintero, e incluso algunas versiones maniqueas —elaboradas durante la Edad Media— de la «venganza» divina contra los judíos cuando la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos. Además, está presente el evangelio agnóstico de Valentino que, según yo, podría ser una piedra fundacional para las descripciones del infierno y el paraíso en la Divina comedia de Dante. Si bien este volumen, compilado y traducido por Edmundo González Blanco, no abarca la inmensa totalidad de evangelios apócrifos que han sido descubiertos hasta la fecha, sí resulta una muestra interesante de las diversas visiones y lecturas que surgieron en lugares tan disímbolos como Egipto, Armenia, Arabia, Asia Menor, Europa, etcétera, a partir del nacimiento, muerte y resurrección del Hijo del Hombre.



Historia de los griegos, de Indro Montanelli

Con una prosa desenfadada, amena, y más enfocada en dar a los personajes la sangre y los humores humanos que en los acontecimientos puramente históricos, Indro Montanelli ofrece un detallado retrato de la Grecia antigua, partiendo de las civilizaciones minoica y micénica, acaso los primeros grupos humanos «civilizados» que poblaron Chipre y la vastedad de islas del Egeo, incluyendo las tierras continentales de la península griega, pasando por el dominio aqueo tras las guerra contra Troya, las migraciones dorias, las guerras contra el imperio Persa y el nacimiento de Atenas como el centro del saber, hasta culminar con la conquista romana del siglo III y II antes de Cristo. Un lapso de aproximadamente mil años en los que surgió, floreció y decayó una cultura de la que el Occidente actual es heredero. Muy recomendable para todos los públicos.



Las hortensias y otros relatos, de Felisberto Hernández

Felisberto Hernández tiene una prosa que se desmarca de las etiquetas. En sus relatos uno puede ser capaz de acceder a la realidad —o acaso a una nueva realidad, escondida bajo la alfombra de la cotidiana— mediante puertas que tal vez nunca son notadas en el día a día. Eso sí, es un autor muy exigente con el lector, quien debe tener lista y bien afilada la imaginación y el asombro ante hechos que, bajo otras circunstancias, estarían bañados con la luz de lo acostumbrado. Un libro para besarse las puntas de los dedos.



El hombre y sus símbolos, de Carl G.Jung

En este libro, el último que escribiera Carl Gustav Jung, ayudado de su más cercano círculo de colaboradores, su psicología está presentada de una manera comprensible para cualquier lector. El papel de los símbolos en el inconsciente humano está explicado mediante varios ejemplos de sueños que acuden con harta frecuencia a visiones arquetípicas, de tal forma que constituyen las emociones y el panorama ético y mental de un individuo; es decir, lo mismo pueden fomentar la capacidad creadora que la destructora. Y es que, según Jung, la psique inconsciente tiene el mismo proceso de evolución que cualquier otro aspecto humano, lo que explicaría que gente sin una gran erudición logre traer a colación en sus sueños situaciones que aluden a mitos sólo conocidos por unos cuantos especialistas o que han estado ahí desde que la humanidad discurre sobre la Tierra. Un libro destinado a la consulta constante.



Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas

Este es quizás el mejor libro que he leído de Vila-Matas. La exploración de los escritores del No, o como él los llama: los «bartlebys» (término surgido de ese personaje melvilleano, cuya principal característica es negarse a sí mismo), quienes prefirieron no seguir en los caminos de la literatura o, incluso, jamás emprenderlos, y sin embargo quedar en la memoria de ese arte que al final negaron. Rulfo, Tolstoi, Rimbaud, Walser, Kafka, Salinger, Melville, Maupassant, Traven y un gran desfile de tránsfugas literarios exponen, ya sea con palabras o con acciones, el porqué de su abandono de las letras, con lo que al final queda flotando la tesis de que la literatura «verdadera» podría contener la negación de sí misma. Un libro que roza la genialidad.


El peregrino encantado, de Nikolai Leskov

Las vastas peripecias de Iván Severiánich antes de tomar los hábitos de monje podrían caber en la vida de varios hombres. De ser un travieso siervo en las propiedades de un conde, comienza una peregrinación interminable por los más remotos confines de la tierra rusa para mostrar la sencillez de su alma en todo su esplendor. Nikolái Leskov, ese escritor que encarnara el arquetipo del narrador para Walter Benjamin, nos obsequia con El peregrino encantado una novela estrafalaria que, con humor tabernero y una fantasía desbordada, explora la identidad rusa y su profunda tradición, tanto religiosa como legendaria. Una obra maestra dedicada a los amantes de la risa y las historias extrañas.


El libro de los muertos tibetano, edición de Ramón N. Prats

La minuciosa y sobrecogedora descripción de los estados que debe atravesar un difunto desde el momento de su muerte hasta los instantes previos a su reencarnación (en caso de que no alcance la liberación mediante los diversos consejos que se le revelan), es decir, durante su vagabundeo en el Samsara, según la concepción budista-tibetana, convierten a este libro en un indispensable de todos los tiempos.


Pieza única, de Milorad Pavić

Desde Paisaje pintado con té no había disfrutado tanto de un libro de Pavić, sin contar, por supuesto, con el más grande de todos: Diccionario Jázaro. En el caso de Pieza única, Pavić muestra esas obsesiones que han hecho de él un escritor totalmente alejado de lo convencional: la simbología que encierra el lenguaje, los extrañísimos giros retóricos, los demonios, que suelen convivir con la gente común, desestabilizándola u orillándola hacia inesperados y desgarradores destinos; los sueños, con todo ese poder sibilino e inmaterial permeando en cada una de las situaciones que confluyen en un gran misterio, y esa complicidad que exige a sus lectores, quienes suelen jugar un papel activo en la construcción de los desenlaces. En sus mejores momentos esta novela llega a ser una verdadera delicia.


Guerra y Guerra, de László Krasznahorkai

Un historiador se encuentra en el archivo de un poblado de la provincia húngara un manuscrito fascinante de hace varios siglos. Sin embargo, encontrarlo, abandonar todo lo que había significado su vida hasta ese momento y huir hacia Nueva York para encontrarle una especie de eternidad al manuscrito a través de Internet, así como culminar con su existencia, se convierten en una serie de pasos inevitables. En Nueva York reside durante varias semanas con una pareja a la que relatará las aventuras descritas en el misterioso manuscrito; sin embargo, luego de encontrar que una sorda violencia ha barrido con todo a su paso, el historiador huye de Nueva York hacia Schaffhausen, en Suiza, donde buscará culminar sí sus días con toda calma... Una historia que deja la sensación delirante de que se ha sido testigo de uno de los muchos caminos que conducen a la locura.


Jin Ping Mei, de El erudito de las carcajadas

Leer este libro es casi como vivir una existencia paralela: está compuesto por dos voluminosos tomos (al menos en la edición de Atalanta), el primero de 1180 páginas y el segundo de 1620. Pero más allá de su monolítica extensión (a mí me llevó medio año leerlos) es un libro que quedará resonando en la mente del lector por mucho tiempo. El autor, que sólo es conocido por el seudónimo de Lanling Xiaoxiao Sheng  o El erudito de las carcajadas, nos ofrece un relato descarnado que describe con minucia realista los actos sexuales, la corrupción y los más variopintos vicios de la sociedad durante algunos años del reinado de la dinastía Song (siglo XII), por lo que en China se le consideró durante siglos como un texto «maldito». La edición de Alicia Relinque es invaluable por la cantidad de referencias a los juegos de palabras y eufemismo sexuales, sin los cuales el lector poco avezado quedaría huérfano o al menos extraviado de significados.

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Publicado por Revista Corónica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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