Por Pablo Concha*
Solo
un poco aquí es el título de la primera novela de María
Ospina Pizano (Bogotá, 1977), publicada por Penguin Random House, y es también
una línea de un poema de Nezahualcóyotl, insigne exponente de la poesía
prehispánica, particularmente la escrita en lengua náhuatl, que gobernó largo
tiempo sobre la región de Texcoco, en el México precolombino, algunas décadas
antes de la conquista.
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Los
protagonistas de Solo un poco aquí son animales: dos perras callejeras,
una tángara escarlata, una larva y un puercoespín. Como en el poema de
Nezahualcóyotl, la novela ahonda en esa condición de no permanencia, de
partida, no solo de la existencia sino de las condiciones diarias de criaturas
vulnerables en un mundo hostil que con el transcurrir del tiempo fue
apropiándose de su espacio natural, exterminando y relegándolas a espacios
menores y obligando a una convivencia frágil, temporal y siempre en riesgo de
terminar abruptamente.
Partir
Es siempre partirse en dos
-Cristina Peri Rossi, “El viaje”, dice uno de los epígrafes que abren esta historia.
La
narración sigue a los animales por sus periplos y desventuras, tratando de
ingresar en sus pensamientos, intentando descifrar sus motivaciones, su
comportamiento, y afirmando en varias ocasiones que no es posible. Los humanos
en ocasiones se cruzan con estos personajes y vemos parte de sus vidas, de sus
sueños, ilusiones y tristezas, para virar pronto y de nuevo a la travesía de los
personajes principales, temiendo en ocasiones lo peor, preparándonos para el
golpe, sintiendo el desamparo y la tristeza, el dolor no manifestado ni
comprendido. Ospina Pizano conjura en ocasiones a un narrador etéreo, aunque no
exactamente omnisciente, que surca los cielos junto a la tángara escarlata, que
describe su comportamiento, penetra en su cabecita e intenta trasmitir los
pensamientos que circulan allí, el misterio que la pone en movimiento,
generando un efecto absorbente e hipnótico en el lector, transportándolo en el
vuelo junto al ave…
“Es imposible saber cómo hace para atravesar el mar sin detenerse por tanto tiempo. Ni de qué está hecho el impulso que la arroja con tanta entrega por entre los vapores del océano. […] ¿De dónde viene la candela visceral que la convence de que puede enfrentar cualquier tormenta?”
Sentimos
la orfandad,
la impotencia y la rabia por el comportamiento de algunos humanos y simpatía
por la bondad de otros. Nos maravillamos ante la sabiduría animal, ante la
fuerza y el misterio ancestral que mueve sus fibras y dicta su comportamiento. Hasta
la historia del puercoespín se podría haber pensado que cada historia era
independiente y que se podrían leer como cuentos, quizá la progresión natural
luego de Azares del cuerpo (Laguna Libros, 2017), hasta que Ospina
Pizano intersecta las historias de los animales de una manera lógica y natural.
Bogotá es el centro que los atrae, el lugar de sus desventuras y tristezas,
donde todo se tuerce y parece el final pero, en ocasiones, es el inicio de algo
diferente, un nuevo capítulo donde la esperanza late.
¿Cuánto
de Solo un poco aquí nace de la experiencia, la observación,
investigación y convivencia con animales y cuánto de la imaginación? Quizá es
una mezcla de todas estas cosas lo que dio vida a esta novela, como ese
narrador etéreo que no lo sabe ni entiende todo, los lectores tampoco sabremos
cuál fue la chispa que prendió el fuego de la creación dentro de la cabeza de
la escritora. Dentro del libro hay una fotografía en blanco y negro (página 93)
de una tángara escarlata en el suelo de lo que podría ser el balcón de un
apartamento en Bogotá (exactamente igual a como sucede en el libro), que podría
haber sido tomada por la propia autora al presenciar la inusual visita del ave,
quizá producto de algún golpe contra una ventana que la dejó desorientada y por
poco no la mata… ¿fue eso lo que sacudió su imaginación y le dio vida a este
libro? Un hecho fortuito presenciado casi por azar…
“Quien sabe cómo la puncen los dolores y qué ardor le cruce la nuca desgarrada. Si la lacera el magullón de la corona o le ruje la unión maltratada entre las alas. Quizás la atormente el manto en que se aloja el vigor que saber elevarla al aire”.
Son infinitas las influencias que recorren las páginas de Solo un poco aquí, evidenciadas en los numerosos epígrafes que abren y cierran cada capítulo de la novela y que sirvieron de inspiración, guía y sustento durante la escritura. Ospina Pizano estudió Historia en la Universidad de Brown y es doctora en Literatura Hispánica por la Universidad de Harvard. En la actualidad enseña en la Universidad de Wesleyan, en el estado de Connecticut. Ha escrito también el mencionado Azares del cuerpo, El rompecabezas de la memoria: Literatura, cine y testimonio de comienzos de siglo en Colombia (2019); coordinó el proyecto testimonial y museográfico Cartas de la persistencia (Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá) así como la antología del mismo nombre en 2008. Solo un poco aquí es su primera novela.
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*Escritor
colombiano. Autor de los libros de cuentos
Otra Luz y La piel de las pesadillas.