Por John Better
Alejandro Morellón es el más reciente ganador
del premio de cuento Gabriel García Márquez por su libro de relatos, El estado natural de las cosas.. Morellón nació en Madrid en 1985 y
se crió y educó en Palma de Mallorca. Ha publicado el libro de relatos La noche
en que caemos (2013), con el que resultó ganador del premio Fundación
Monteleón. Algunos de sus cuentos han aparecido en revistas como Quimera, Prosa
inmortal, Eñe o Energehia. En medio de sus múltiples ocupaciones, nos responde
esta breve y contundente entrevista.
¿Reconoce
alguna influencia de García Márquez en su obra?
Entre
mis lecturas tempranas se encuentran los primeros relatos de García Márquez de
los que, a través del realismo mágico,
entendí que había otras formas de literatura que me interesaban.
¿Qué significó para usted este premio?
De
alguna forma un reconocimiento a lo que he estado escribiendo hasta ahora. Y,
sobre todo, una segunda vida para El estado natural de las cosas.
¿ Hay un nuevo interés editorial por los autores de cuentos?
No
creo que sea nuevo pero creo que el que sí había está encontrando más lectores,
sobre todo en latinoamérica.
¿Cuándo
se habla de humor en un relato de qué estamos hablando?
Hablamos
de despojar a la literatura de una solemnidad impostada. De generar una
narrativa más natural, menos estricta.
¿Qué
tanto se parecen sus personajes a usted a los que le rodean?
Mis
personajes son un cúmulo de atributos de gente distinta que conozco, que he
visto por la calle, que me he imaginado.
Háblenos un poco de la novela que prepara
La
novela se sitúa en un mundo en el cual los bebés varones comienzan a nacer sin
intelecto, dando paso a un nuevo relevo generacional, una suerte de
matriarcado. Me interesa el hecho de explorar cómo se viviría esto desde la
perspectiva de religión, desde la diversidad de género, desde la política y lo
social-demográfico.
¿Qué
temas los desvelan a la hora de narrar?
Los
temas de El estado natural de las cosas son, por ejemplo, la Divinidad, la fe ciega, la idolatría; de la violencia,
la rebelión, la histeria; de la precariedad y la banalización del arte; de las
vicisitudes existenciales, los términos de una relación, el principio de la
decadencia; de la enfermedad, la sombra oscura del miedo, la incomprensión del
dolor; de lo sexual identitario; del aborto, el reclamo maternal, el entierro.
Sigue
siendo la literatura un asunto de hombres, ¿cómo ve el papel de las escritoras en esta época que vivimos?
Por
supuesto que no, siempre ha habido y habrá muchas y grandes escritoras. El
problema es que no siempre se les ha dado la visibilidad que merecen. NI
siquiera hoy.
¿Qué
tan extenso o tan breve debe ser un cuento?
Concibo
el cuento como algo que debe ser leído en una sola sentada. Así que depende de
la sentada de cada uno.
¿Por
qué y para quienes escribe?
Me
gusta mucho una frase que leí en una novela de Margaret Atwood: «A lo mejor no
escribo para nadie. A lo mejor escribo para la persona a la que escriben los
niños cuando garabatean su nombre en la nieve».
Cuentistas
imperdibles que nos recomiende.
George Saunders, Angela Carter,
Yasutaka Tsutsui, Francisco Tario, Lucia Berlin, Bruno Schulz, David Foster
Wallace, Loorie Moore, Franz Kafka.