martes, 5 de junio de 2018

Nunca olvidamos nada, nena

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Apuntes sobre el libro de cuentos de Gerardo Ferro Rojas.

Por Andrés Mauricio Muñoz*

Gerardo Ferro Rojas es un autor que rinde culto al cuento a través de una prosa potente, un tributo a la cuidadosa disposición de las palabras y a los entresijos de un género complejo al que decide enfrentarse con la altivez de quien conoce el oficio de escribir, no con apego a convenciones manidas, sino apelando a recursos de su propia cosecha, decantada por inagotables jornadas de lectura. Supe de él desde hace casi doce años, cuando ganó la primera edición del Premio Nacional de Libro de Cuentos de la Universidad Industrial de Santander, con Antropofobia. Creo que fuimos muchos los que nos vimos seducidos por la irrupción en el panorama del cuento colombiano de la que era entonces una nueva voz, que anunciaba sin ningún tipo de vacilación su fervor por el género. Pero pasó el tiempo y poco volvimos a saber de él; era común, cuando coincidíamos con algunos escritores o lectores en algún evento, que surgiera de improviso la pregunta ¿En qué anda Ferro?, ante la que muy pocos tenían respuesta. Ahora el sello editorial EAFIT, al que el medio literario le reconoce la calidad del catálogo de literatura que ha venido construyendo desde hace varios años, acaba de publicar su más reciente libro de cuentos: Nunca olvidamos nada, nena.

En este libro se constata que Ferro Rojas es un autor meticuloso, inquieto, un creador de cuentos lúcidos y sugerentes, un narrador al que no lo agobia la premura para que sus historias tomen forma porque lo asiste la convicción de que el asombro del lector es una construcción paulatina. Estamos ante un escritor que parece regodearse ante la certeza de que quien lee está lejos de intuir lo que le espera unas líneas más abajo. Nunca olvidamos nada, nena, reúne cuentos que oscilan entre lo real y lo fantástico, entre la nieve canadiense y el caribe de Cartagena, entre un padre olvidado y una extraña Natalie Portman, un Borges dando cátedra en Montreal y un vendedor con alas que clausura las pesadillas de sus clientes. De estas historias difícilmente saldremos ilesos. No dejo de pensar en aquella pareja confinada en un apartamento con la devoción de quien evoca un conjuro, mientras escuchan de forma compulsiva el álbum de un compositor alucinado, cuyas canciones queman y sofocan con la misma intensidad con la que impiden que el cielo se les desparrame en la cabeza como parte de un desastre que se cierne afuera. Me parece ser ese hombre que, con un cigarro en la boca, salió al balcón tan solo para que sus vecinos advirtieran que la monotonía era una zarza ardiente en medio de la nieve que los consumía. Ferro Rojas nos pone ante personajes que parecen instalarse en una realidad cuya lógica los evade con destreza, pero aun así no claudican aunque deban aferrarse al absurdo, convencidos tal vez de que su redención jamás residirá en el arte de asumir la vida con decoro.
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*Escritor colombiano. Su más reciente libro de cuentos, Hay días en que estamos idos (Seix Barral, 2017), fue uno de los tres finalistas del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana. También es autor de la novela El último donjuán, así como de los libros de cuentos Un lugar para que rece Adela (UDEA, 2015), y Desasosiegos menores (UIS, 2011). Textos suyos han sido traducidos al árabe, alemán, francés e italiano.
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Publicado por Revista Corónica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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