viernes, 1 de junio de 2018

THANOS, LOS VENGADORES Y NUESTRAS ELECCIONES PRESIDENCIALES

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       Cuando tenía 16 años, según mi memoria, llegué a una reflexión seguramente motivada por las lecturas que hacía por esa época: Teilhard de Chardin, Karl Marx, Engles, Mao Tse Tung, en la que concluía que no existía ni el bien ni el mal que tanto proclamaba la Biblia o los sacerdotes en las iglesias, o mi abuela que rezaba tanto, sino que lo que realmente existía eran los intereses particulares. La gente actúa de acuerdo a lo que le conviene, a lo que quiere que le convenga, y esas acciones entran en un juicio moral de bien o de mal. Los comics son un ejemplo de esta reflexión. Si revisamos cuáles son los motivos para que el malo sea malo, o el bueno sea bueno, pues, ligeramente, podemos decir que tienen sus propios intereses, o sino que lo diga Thanos o Megamente, cada uno con sus propios deseos de lograr sus sueños.

           Y es un asunto que también se refleja sin reparo en nuestras contiendas electorales. Hay unos bienes particulares que se establecen por encima del bien común, nubes grises que amenazan cubrirnos con lluvia y granizo. Álvaro Uribe (mencionar a Duque es redundar en el primer nombre), Gustavo Petro, Sergio Fajardo y los demás candidatos piensan en ese interés personal, o de un colectivo que piensa como un solo cerebro (teoría de la acción colectiva) y con ello llegar al poder. Algunos de ellos transcienden un poco sus intereses y logran pensar en el otro, en el que votó por ellos; es decir, entienden que son líderes al servicio de la población. Pero en general, todo apuntan a cumplir las metas que se han puesto ellos, o su colectivo, para sus beneficios. Y creo que de eso se trata la política cuando se humaniza: por eso existe la corrupción, las leyes que benefician a funcionarios o a sus empresas propias, o los deseos de generar una sola corte, entre otras cosas que hemos visto por muchos años. De la constitución original, la de 1991, quedan vestigios de muchos artículos por culpa de las modificaciones que la carta ha tenido para beneficio de otros: la reelección es una muestra indiscutible de ello. 

        Aunque lo paradójico es que Thanos y los Vengadores quieren algo en común: el bienestar del mundo, pero cada uno a su manera. El primero eliminando a media humanidad y los otros tratando de sostener el status quo que nos deja a todos en el mismo mundo. Así también actuamos nosotros. El asunto está en que no coincidimos en esa forma en la que planteamos el bienestar querido, y por eso nos dividimos entre buenos y malos. Nuestro imaginario representa a los buenos del lado diestro de Dios Padre, mientras que los que tenemos pensamientos diferentes, de izquierda y otros no tanto, pertenecemos al infierno de El Bosco, o de Dante…

         Actuamos siempre pensando que somos ciudadanos de bien, que hacemos lo mejor por el país, y eso a veces nos pone en el "todo vale", inclusive silenciando al otro . Cuando abucheamos e insultamos a Timochenko o a Uribe, sentimos que eso es lo correcto. Somos a veces Thanos, a veces los Vengadores. Y sobre esas discusiones nos desgastamos por redes sociales, en las charlas con los más cercanos, con la familia, y nos miramos con rencor o diferencia, mientras que los que quieren el poder se lavan las manos y se quitan de la pelea. Y los miedos de lado y lado nos invaden, volveremos a las chuzadas, a los falsos positivos, la paz se acabará, dicen unos; nos convertiremos en Venezuela y el país lo tendrán las FARC, dicen otros. Una vez más, todos queremos lo mejor para nosotros como habitantes de Colombia, pero no logramos ponernos de acuerdo.

 Es por eso que lo ideal, creo yo, sería que Thanos traqueara sus dedos y Los Vengadores también se sentaran a contemplar el horizonte.
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Publicado por jerogarciar
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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