. José Alias. En tránsito. España agosto MMXX
(M)AULLIDOS en el DESIERTO (Notas al paso)
Las noticias van a peor, pero estamos tranquilos frente al televisor (Leño)
Esta película social tiene un bucle por guión y una frase final repetida hasta la nausea: The end.
Monstruos cósmicos empecinados en destruir el mundo y sus obras campan a sus anchas entre ovaciones y guardaespaldas.
El apocalipsis llama a la puerta y las voces al otro lado piden que espere hasta que termine el partido o el intercambio de emoticonos.
Los titulares mienten sin descanso ilustrados con fotografías trucadas.
Los editoriales de prensa son un sin sentido continuo entre fuegos fatuos y climas sin medida.
La noche es a mediodía y el sol huye de su propia sombra.
Nada nuevo, pero ahora es en directo; los imperios se derrumban y las ovejas ya no tienen yerba, las abejas no liban las flores y los aviones apenas vuelan, terraplanistas clónicos compran becerros de oro para su salón de los espejos.
Sálvese quien pueda es una frase sin sentido que se oye en algunas habitaciones del pánico* sin ventanas ni salida al futuro.
*La palabra «pánico» significa «terror irracional ante la presencia del dios Pan», o, lo que es lo mismo, terror irracional ante el estado pan-orámico en el cual, no habiendo centro ni periferia, se descubre la insustancialidad del «yo» al que hemos aprendido a aferrarnos. El pánico subsistirá en tanto que sigamos intentando aferrarnos a aquello cuya irrealidad se ha hecho evidente para nosotros... ― Elías Capriles
La estupidez propia y ajena está pintada sobre un lienzo emborronado por niños llorones y niñas caprichosas, o viceversa. Padres forzosos reniegan de sus vástagos que no quieren saber nada de nada mientras babean en la más absoluta nada. Nada que ver con el nadaísmo, existencialismo latino le llaman algunos, aclaro… mientras charlo de manera distendida con mi director de escena esperando nada, ni a Godot.
Los castillos de arena se deshacen con la marea, nada
permanece más allá de nuestra obsesión por fijarlo. Vienen las nieves y los
vientos, los otros y uno mismo avanzando por desiertos de agua escasa, curtidos
de sol y desespero ante la imposible comprensión continuada, el inevitable
derrumbe de certezas y otros mitos.
Se hace la luz por un instante, luego viene el grito, después la oscuridad
imperturbable del universo, los pequeños pasos en el lodo de la costumbre, lo
maquinal como un logro, el derrumbe de nuestro mundo mental decorado por la
belleza, las preguntas y el hastío.
¿Me estaré volviendo loco o será que el filete estaba poco
hecho y la ensalada demasiado cruda?
El ruido de los cazabombarderos asola mis recuerdos
diluidos... Salgo a caminar sin rumbo entre las ruinas de una ciudad vaciada,
sólo quedan en pie los armazones de las casas sin contenido, los esqueletos lamidos
por la lluvia escasa y el viento y la arena sin fin.¿Donde fueron todos sus
habitantes que no murieron bajo las bombas o las balas? Estarán como parias en
algún lugar del llamado primer mundo, invisibles para los honestos a su hora, o
en el fondo del mar alimentando peces abisales.
Algo parecido o similar decía un corresponsal de guerra
mientras se preguntaba, como lo hago yo, si todas estas guerras esta
destrucción de los lugares y sus habitantes, humanos o animales y demás
especies, no será una parte consentida
por nuestra mente fragmentaria, un fallo de nuestro espíritu que necesita esas
situaciones para sentirse superviviente, para huir de la ignorancia de nuestro
destino o, sencillamente, para seguir experimentando mientras reafirmamos
nuestra forma de ser más evidente.
Alternativa
De explicaciones están llenos los basureros, o basurales que dicen del lado de allá. Uno es limitado y a veces tiene que leer las instrucciones varias veces antes de poder usar con cierto criterio el último invento tecnológico o, como en este caso, darse cuenta de algo tan básico que se nos escapa.
Hay una bombilla que ilumina todo este proceso de estar vivos, está justo en el centro de la nada.
Es lo que hace posible que percibamos los objetos externos e internos con los que jugamos a cada paso. La bombilla del proyector que proyecta sobre la pantalla conocida, habitual o familiar,imaginada o inventada, nuestras cambiantes películas mentales que luego miramos extasiados en el espejo de nuestros sentidos.
La meditación propicia la posibilidad de ser conscientes de la bombilla y no dejarse engañar por las proyecciones o los reflejos. Pero, atención, hay que sacar la bombilla del proyector y colocarla en una lámpara normal y corriente, la de la vida cotidiana. Sino, seguiremos avanzando en nuestro conocimiento, podremos convertirnos en grandes eruditos e incluso grandes meditadores…Sin importar la aparente profundidad de nuestros conceptos, continuaremos sin descubrir el engaño o ilusión.Aunque no sé que es peor: dejarse atrapar por el truco o conocerlo y convertirse en un prestidigitador con las cartas marcadas.
A veces me siento frágil y transparente, como el licenciado Vidriera. Y vienen a mi memoria estos cantes de Kiko Veneno:
Las moscas me pueden, los gatos me hieren, los niños me pintan en las paredes…
Recuerdos
Estamos tan contentos
cuando un pájaro se posa
en nuestro hombro
una mano
una caricia
que nos sube hasta la cara
mientras el corazón late
y se detienen los pasos
que marca el reloj del tiempo.
La felicidad es esa
extraña bestia que se come al pájaro que se agita…
decía la traducción de
un palíndromo quechua que le envié a Cortázar en una carta.
Como un pájaro en el
alambre
sigue cantando Leonard
Cohen.Nada se parece tanto al orgullo como el desaliento ―Henri-Frédéric Amiel
Estupendo 👏👏👏
ResponderBorraragradecido 🙏🏼
BorrarHola José: No había podido mirar esto por los eventos que estamos atravesando y los intentos por enviar cosas a Venezuela, pero he visto que me citas en lo del pánico... Y bueno, como siempre, le "cuelas" el dharma a la gente sin decirles que estás haciéndolo... ¡Felicitaciones!
BorrarEscuchando a Trungpa... procuro no dar la lata con mis convicciones ni... atar a la rata (palindromo/cita del cuento de Julio Córtazar: "Satarsa". Gracias por la lectura.
BorrarMe gusta mucho lo que escribes José, algunas cosas no las entiendo, en otras me pierdo y a veces me entra pánico cuando las comprendo y puedo ver la realidad o la verdad que se esconde en ellas. Seguiremos meditando en ello cada día y esperaremos con ansia tu siguiente relato.
ResponderBorrarmuchas gracias, Eva.Las lecturas sobre lo que uno escribe son de lo más interesante. Seguiremos.
BorrarSara, sigue por aquí,
ResponderBorrarReflejada en sus palabras, amigo escritor.
Sara es una gran cancion de Bob Dylan.
BorrarEl pánico me atrapó en un sueño,
ResponderBorrarAl despertar me canté:
Muñeca de trapo no quiero ser.
Panico tiene nombre de samurai. El que canta su mal espanta.Los sueños nos acunan.
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