La observación no debe considerarse un proceso de aprendizaje.
Debe considerarse como un proceso de experiencia.
No hay que intentar aprender de la observación, sino intentar sentirla.
La observación es un acto de no dualidad.
La técnica que utilices no debe estar separada de ti; eres tú, tú eres la técnica.
El observador y la observación son uno.
No hay ninguna relación involucrada.
- Chögyam Trungpa.
Meditation should not be regarded as a learning process-
ANUNCIO 1°
A
través de los sentidos e impregnando los elementos que nos forman,
llega una información variada y diversa que reciclamos e intentamos
comprender con los pensamientos, y que expresamos con nuestra palabra
hablada o por medio de la escritura.
El cauce siempre es el mismo, el
rio sigue fluyendo y el agua de ayer no es el agua de hoy aunque, desde
otro punto de vista, sea el mismo agua con diferente sonido.
El
proceso de la lluvia se repite desde que hay memoria, el vapor sube y
baja, deviene nube y cae
sobre este planeta, que es el paraíso natural, infierno del artificio, para que la vida continúe, la muerte
venga, el corazón siga latiendo.
Así,
los pensamientos nos aclaran el proceso original, nos hacen
comprensible un complejo sistema vital que funciona por sí mismo, con o
sin nuestras ideas particulares. Cada poeta tiene su palabra,
cada caminante su paso.
Inmersos
en un cambio constante, escurridizo, pretendemos ser los autores y
depositarios de las realidades de todos. Seducidos por la locura de ese
espejismo sufrimos o matamos por defenderlo,
hasta el extremo de intentar imponer esa realidad nuestra que es, nos decimos, la que todos deberían
ver y aceptar.
ANUNCIO 2
Desarmemos el rompecabezas, desmontemos el puzle. Es una manera de hablar; esta es una premisa particular, no general.
Nuestras
vidas se componen de momentos que tratamos de atrapar como una
instantánea o unirlos
para formar un corto o largo metraje. Los momentos
se evaporan, las películas se ruedan de manera atemporal y después se
unen de forma secuencial para contar algo con aparente sentido.
Los
que se obsesionan, se empeñan, se obcecan en que todo el mundo piense
como ellos, oiga, huela, vea, no encuentran respuesta cuando les preguntas
si pueden cambiar de parecer, de punto de vista.
La realidad
detenida o trucada no es orgánica, no está viva, es una recreación de
algo inexplicable,
no organizado, que no tiene orden ni concierto; caos y desconcierto son las características de nuestro deambular cotidiano.
Si
los revolucionarios derrocan a los zares, a los progresistas o a los
capitalistas, más temprano que tarde retomarán los viejos temores de los
extremistas derrotados y los acomodarán a su control y poder adquiridos
a sangre y fuego.
Vuelve la noche donde se creyó en y se prometió el día. La guerra es una forma cruel e inútil de querer resolver conflictos mentales inacabables.
Esas
habituales referencias a los propios países u organizaciones, limitadas
a esos pequeños territorios, enmarcan un pensamiento corto que cierra
la puerta a cualquier atisbo de la universalidad de los problemas
humanos, no muy diferentes sea cual sea el aspecto, el idioma o esas
repeticiones particulares que llamamos cultura, tradición o lo nuestro.
La
respiración y la muerte nos igualan. Así cómo la necesidad de alimento,
agua y cobijo. Lo demás son cuentos que nos repetimos sin razón
alguna.
Será posible que los humanos puedan cambiar esta
situación. Difícil lo veo. A no ser que, y esto es sólo otra idea entre
millones, tantas como pensantes hay. A no ser que, decía, cambiemos el
pensar por el sentir. Escuchemos nuestra naturaleza, sin interpretar de
modo conceptual, y conectemos los elementos que nos forman, nada
diferente al resto: tierra, agua, aire, temperatura y espacio... de
manera consciente. Utopías.
La consciencia siempre está ahí, aquí, la
cuestión es no confundirla con las ideas, con los pensamientos que
podemos usar para resolver cuestiones mecánicas o jugar con ellos para
crear mundos inventados.
Verdadero o falso sólo son tanteos ante el horror vacui; nuestro terror a no existir.
Llega la vida, se desenvuelve, se transforma y se va. El silencio no tiene fisuras.
ANUNCIO 3
Dado el karma global
y el karma individual.
O, dicho de otro modo,
dada
la manera en que se mueve el universo, funciona el planeta y se
relacionan sus habitantes, los resultados de cada instante no pueden ser
diferentes a lo que son.
¿Quiere esto decir que no tenemos que estar atentos a nuestras palabras y acciones, y no diferenciar lo que daña de lo que ayuda?
La
sabiduría discriminatoria ha de estar presente, si no queremos dañar, en
cada instante en que podamos ser conscientes de los resultados que
originan nuestros movimientos físicos y mentales.
Puedes tener una visión amplia y una presencia impecable, pero si no distingues entre el
efecto de un golpe y el de una caricia… me temo que tu comprensión no
estará asentada de manera correcta en la aplicación práctica de lo
aprendido.
La sabiduría del cambio y el karma, o azar causal, son dos aspectos a tener en cuenta en el camino.
p.d:
Primero fue el verbo, la queja del silencio, un rasgarse las vestiduras, el destello vital. De ahí este tinglado de un mundo estupefacto, perdido, que quiere fijar el error y solazarse en el barrizal del sufrimiento. Seguimos intentándolo. La rueda sigue girando.
José Alias libros. Planeta Tierra, marzo ‘023.
Fabulosos sus anuncios, maestro Alias.
ResponderBorrarMuchas gracias, profesor
BorrarVa un abrazo.
Amigo, ya veo, que la musa, como el dinosaurio, sigue ahí.
ResponderBorrarGracias. Eso debe ser que me despierto y me doy una vuelta por el Monte Rosso.
ResponderBorrarclaro y lúcido, como siempre, mi amigo jose a.
ResponderBorrarmuchas gracias amigo y maestro Ricardo
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