La ambición de poder es comerse la nevera llena, volver a llenarla y devorarla, una y otra vez, hasta reventar. Dice el Tao: No puedes tenerlo todo, dónde lo pondrías.
Vivimos en tiempos cangrejo, vamos hacia atrás con mucha ira acumulada y maquillaje de guerra. Las montañas sin nieve no esperan profetas y no se van a mover hacia la llanura. Tendremos que seguir remando al viento, con las velas apagadas y el armario flotando entre el naufragio. No hay monos en los árboles, ni bosques ni selvas ni nada. Saldos de cuentas de rosario. Los últimos restos alimentan recuerdos y ladridos de galgo flaco.
Ratos cortos y ratones dormidos, ronquidos al ralentí, run run de ranas y renacuajos. Ritmos de tres por cuatro. Relatos de Rumi.
Del nacimiento de una nación a la caída del imperio. De oca a oca y todos fuera del tiesto, del laberinto al 30 y tiro porque me toca. Limpiezas técnicas, membrillos esquineros, bucaneros y predicadores, el reino vacío, la zarza ardiendo. Todo por descubrir, la vida perdida, la muerte tan callando, renegados que se venden al mejor apostador. Garduñas entre nubes, arrastre de colirio.
Hay encuestas que matan. Enciendo la chimenea en la planta baja y enchufo mi Strato china para desgranar unos blues que recuerden vagamente a Robert Johnson en el cruce de caminos. El gato se sube por las paredes al descubrir una pequeña culebra en el rincón del púgil sudoroso. Quieto, sin pestañear, espero el desenlace de ese encuentro entre animales salvajes y caseros. La puerta está cerrada, silba un pájaro al otro lado. Todo se detiene. Un instante infinito. Crepita el fuego en mis pupilas.
Salgo al anochecer para evitar el calor, los mosquitos, las charlas de esquina. Todo el día en la casa da para mucho, la sombra del sueño vuela entre las rendijas de las persianas de madera. Vuelvo con la noche cerrada y las calles llenas de misterio, me entretengo mirando estrellas apagadas.
Qué más que menos, de todo.
La travesura sin fin de seguir acumulando, como si hubiera mañana, la necedad que no cesa. La línea recta es un efecto óptico, no existe esa extensión, ni su distancia. Es más fácil encontrar a la mujer de la curva, la sombra de su quimera.
La solidez de los pensamientos es una leyenda difícil de eludir.
Es sencillo abstraerse de esa idea, sólo hay que dejarla pasar de largo. Los libros no se escriben solos, por el momento.
Tanteo al tendero por si tuviera algún algoritmo a buen precio, me mira con cara de foco. Tendré que seguir inventando realidades para lectores desconocidos. Suena el vapor de la tetera que anuncia el insomnio hasta la madrugada. Alucines, películas en streaming, plataformas glam.
Las obsesiones siguen volando por mi mente, como ovnis olvidados, y me temo que algunos estarán hartos de este ruido que no para. No hay otra salida, lo cuento ahora o callo sin más. Es un asunto a tener en cuenta, es una manzana para Eva, Newton o Guillermo Tell. La flecha vuela. Dejen la puerta abierta.
2
No es otra cosa que tu punto de vista, el suyo o el mío. No van a coincidir casi nunca. El pensamiento es el mapa, el sentimiento es el territorio. A veces necesitamos mapas, otras el territorio se muestra de manera inesperada. Los intermedios muestran pistas. Respiramos y todo cambia con cada aliento, este segundo es único, como el anterior, como el siguiente.
El territorio es agua clara, el mapa es papel seco, pantalla encendida, voz en off. El conflicto que surge de las ideas es una ficción que se hace sólida por repeticiones sin sentido. Teníamos que haber vuelto hace tiempo, ahora quizás sea demasiado tarde para marcar un ritmo, tal vez podamos improvisar un caos sistemático entre luces y sombras.
Veo tú cara y es como mi espejo si miro con atención, también lo que dices creo haberlo oído en otra boca, tu gusto es un secreto a voces. El olfato me dibuja el tacto.
3
Así mismo tenemos, en todas direcciones, un calentamiento global maligno, perverso, siniestro; fiel reflejo de los relojes que marcan horas de disciplina y propaganda. Las gallinas ponen huevos con puntilla, cacarean los gallos consignas de párvulos sin almuerzo, recogen los granjeros cosechas de aire insubstancial y las embarazadas recuerdan los cuchillos que el evangelio les anunció, in illo tempore.
Ni una mínima salida para los filósofos con o sin cátedra. Reverbera crudo el sol por los magines, el alcohol hace lo suyo, los rezos se disparan entre llamas, suena una campana en el yermo. Sollozo y nadie responde. Algo quedará, aunque sólo sean pavesas. Tura lura lural.
p.d.:
Mirad, esto no es más que espacio vacío, cenizas, vapor de agua, pura vanidad de vanidades. Acaso crees que esta apariencia durará para siempre, que tus confabulaciones y logros tienen algún valor más allá de una aparente satisfacción momentánea. Cada aliento desaparece a cada instante, no vuelve más que como otro aliento único e irrepetible y todo respira con una transparencia insondable. Afanes y delirios juegan como espejismos de importancia sublime entre sonidos y silencios, la nieve desaparece, la noche es el signo, la belleza arrebata las creencias, suena un eco lejano más allá de ti. Sueños.
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José Alias. Veranotoño 023.
Montaña (Estribaciones).