lunes, 27 de abril de 2020

Diarios de escritores en cuarentena

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En este momento crucial para la vida social, la ciencia, la salud, la cultura y la especie surgen constantemente interrogantes, respuestas rotundas, puntos muertos, reinvenciones, momentos de pánico, grandes incertidumbres y puntos de partida. La humanidad atravesó ya antes por pandemias que arrasaron a otras generaciones, pero en esta coinciden algunos desarrollos técnicos que diferencian lo que podremos saber de la enfermedad en un momento dado (el genoma) y el modo de vivir y de saber cómo viven la crisis los ciudadanos de otros países (internet).

La humanidad ha dado un paso atrás y ha entrado en cuarentena para evitar que sea más rápida la propagación y darle tiempo a las alertas tempranas de los científicos, a las uci y a los sistemas de sanidad de enfrentar los brotes y rebrotes. Ese acorralamiento decretado y muchas veces refrendado con medidas coercitivas no ha sido recibido de la misma manera por los ciudadanos de todos los países. En Estados Unidos la desobediencia civil y la soberbia se pasean por las calles con fusiles de asalto exigiendo que cese el confinamiento y se abran los comercios mientras los hospitales ya superan las 50.000 muertes.

En España se ha implementado el experimento social de ir liberando algunas horas del día para el deporte higienizado y el paseo infantil y la gente se ha volcado a los litorales y a los parques públicos a casi dos meses de encierro domiciliario y 23000 muertes.

Internet ha rebasado los picos en récords de búsquedas y almacenamiento de contenidos, mientras la limitación de whatsapp para reenvíos ha reducido la circulación de noticias falsas y rebotes de spam en la aplicación más popular de mensajería.

La literatura cuya cadena de circulación del libro ha entrado en un periodo de lasitud que va tomando tintes de recesión (cancelación de ferias, cierres de librerías, quiebras editoriales) y que se agrava si los gobiernos no aplican planes de ayudas y protección del sector mientras persista el estado de excepción y emergencia social, sin embargo ha permitido a los escritores entablar vínculos nuevos con los lectores: la comunicación en directo con las cámaras de sus dispositivos, lecturas espontáneas y la prescripción en línea. Algunos autores han optado por narrar desde sus lugares de confinamiento las minucias y miserias de la vida in situ a través de una suerte de subgénero que los editorialistas de los periódicos y revistas han llamado Diarios del confinamiento, de la Cuarentena, de la peste o Diarios de la Pandemia.

Es la versión de emergencia de los tradicionales diarios personales: la forma más privada de la escritura, que por efecto colateral del covid-19 ahora se ha vuelto una escritura tan pública y lenitiva como los cantos en los balcones italianos y al menos con el mismo fin: no estallar. Revista Corónica recomienda algunos de los que pueden seguirse en diarios y revistas de latinoamérica.

Hay un espacio secreto alrededor de los muertos que parece impedir que otros humanos den un paso hacia el interior de ese círculo. G.T.

En el diario El Espectador se reproducen las entradas del Diario de la peste del escritor portugués Gonçalo Tavares. Son entradas que integran las locuciones populares, los aforismos, la efeméride y acuñan algunas reflexiones y contrastes sociales del escritor portugués confinado en uno de los países que mejor trato social ha dado a la población nacional y a los migrantes durante la crisis.  En el mismo diario El Espectador puede leerse las Cartas desde París en la cuerentena de Ricardo Abdahllha, escritor colombiano confinado en un apartamento de París.


Desde hace tres años trabajo varias veces por semana (como freelance, claro) en una oficina en el piso 14 de la Torre Montparnasse.  La vista me fascinó siempre, pero me fascinaba menos con el tiempo. Es el problema de lo cotidiano.  El domingo, después de cubrir las elecciones  municipales que el presidente Emmanuel Macron no quiso suspender, la tarde parecía larguísima y el sol anunciaba esa primavera que uno espera tanto y que este año será tan rara. Fui el último en salir. Apagué una tras otra las tres pantallas donde vemos lo que va pasando en el mundo. Lo que va pasando en el mundo es el Coronavirus. R.A.

En la revista Letras Libres puede seguirse las entradas del Diario del aislamiento de Aloma Rodriguez desde Zaragoza España. Ese diario es solo una fase de una disciplina diarística que completa la autora con ya más de una década de entradas en el blog público AlomaSimpe.

Luis Miguel Madrid, escritor y dueño de la Champañería María Pandora, el bar desde el que se ve el atardecer más bonito de Madrid, ha muerto. De nuevo, en este diario vendría una página en negro. A.R.

También en España al escritor Alberto Olmos la calamidad pública se le junta con la paternidad, de lo cual ha dado cuenta llevando un sin par diario en su cuenta de twitter y que se expande en las entradas satíricas que escribe en la tribuna Mala Fama uno de los blogs del periódico digital español El Confidencial.

Durante la salida con los niños vi pasar un autobús. Anunciaba en su costado una película. "Onward" se titulaba. Y decía el cartel: "Estreno el 6 de marzo.

26 de abril.

— Alberto Olmos (@alb_olmos) April 26, 2020

La Revista de la Universidad de México ha reunido un dossier especial titulado Diario de Pandemia. En ese número pueden encontrarse diversas miradas de escritores latinoamericanos como Gabriela Alemán, Eduardo Halfon, Mariana Enriquez, Julian Herbert, Pedro Mairal, Martin Caparrós, Cristina Rivera Garza sobre el mes en que se expandió el brote por el continente. Dice Alemán:

El lunes dos de marzo, cuando salí de Ecuador, había un solo caso confirmado de coronavirus en Guayaquil. En ese momento sólo había dos países con pruebas positivas en toda Sudamérica: Brasil y Ecuador. Cada uno tenía una persona enferma. En Nueva Orleans, a donde iba, no había un solo caso, aunque había varios en Nueva York y Seattle; pero Nueva York y Seattle quedaban a miles de kilómetros, a una estratósfera de distancia. Antes de salir de Ecuador había leído un largo reportaje sobre cómo se transmitía el Covid-19, no decía nada sobre su crecimiento exponencial. No se me ocurrió cancelar el viaje. G.A.

En Argentina donde el número de contagios ascienden a los 4000 y 182 muertes, la Revista Anfibia ofrece entre sus contenidos Crónicas del coronavirus, un Diario del aislamiento en Italia escrito por Felicitas Carman, argentina residente en Piacenza, Italia, país que suma más de 7500 muertes.

Hoy se celebra en Italia “il giorno della liberazione”. El 25 de abril de 1945, luego de 5 años de guerra, Italia era finalmente liberada de la ocupación nazi-fascista.
Sante, el padre del tano, tiene 86 años y cuenta siempre que, como millones de niños italianos, transcurrió la guerra sin zapatos. Esperaban a la salida de la panadería de Piacenza para pedir las migas sobrantes del pan. “No podía pedir pan –dice– porque éramos todos pobres y todos teníamos hambre”. 
No, mi amigo no tiene razón. F.C.

En el suplemento Confabulario del diario El Universal de México ha dedicado la semana del 11 de abril un dossier titulado Visiones del confinamiento, con colaboraciones de escritores en algunas grandes ciudades como Buenos Aires o París. Recomendamos la de Aurelio Asiain desde Kioto.

Muchos ven en la incursión de los animales en espacios urbanos una señal de la Madre Naturaleza que vuelve por sus fueros, como si no estuviera ya en el murciélago y en el gusto por la carne de murciélago. Se trata en realidad de una puesta en escena, armada por la ansiosa imaginación colectiva con hechos que ocurren cíclica o habitual u ocasionalmente, y parte de nuestra representación de la pandemia. Espectadores de nuestra imaginación, somos también sus actores. ¿Cómo explicar si no que, en barrios donde cualquiera tiene acceso inmediato sin salir de la cama al cine o los libros o la música que quiera, un tenor sienta generoso el impulso de cantar en el balcón? ¿O el gesto del chelista supremo que envía desde su casa un video casero en el que interpreta piezas a las que podemos acceder, con mejor definición de imagen y calidad de sonido, en cuanto queramos? O bien, privada del espacio público, confisca el espacio privado del vecino y se pone a batir la cacerola con el de enfrente. Llevamos una década larga con el retintín de que la gente vive aislada, sin apartar los ojos de la pantalla, y apenas la obligan a quedarse en casa resulta que no aguanta un día en soledad o en familia y sale a los balcones a cantar en coro, si no es que desobedece y se lanza a los bares. A.A.

Tal vez algunos de estos diarios nos ayuden más adelante a acordarnos de lo que estamos perdiendo o que creímos perder o que efectivamente perdimos y a reconstruir el mundo.

Imagen: Banksy
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Publicado por Revista Corónica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

1 comentario:

  1. Gracias por evidenciar y poner de presente tan claras reflexiones. Son un sucedáneo para este país donde la voz de la academia y la ciencia es acallada por la vocinglera voz de "empresarios " de la construcción, influyentes y determinantes de la suerte del país, empresarios con el poder de ser , por ejemplo, el esposo de la señora vicepresidente. Determinados de la nueva inteligencia, la del aislamiento inteligente.

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