lunes, 14 de junio de 2021

Entrevista a Diego Agudelo: "Lo que me gustaba cuando era niño era: la ciencia ficción y películas de artes marciales"

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Ilustraciones de Juan David Quintero


Por Mario Cárdenas 

E
n Final de temporada, (Tragaluz, 2020) a manera de juego, a manera de ampliación y réplica, los secretos del extraño director de cine japonés Seishin Kotaro que estuvieron por muchos años consignados en sus cuadernos de notas y dibujos son ampliados por el narrador del libro creando una nueva versión con infinitas referencias. Este es parte del mecanismo que usó Diego Agudelo (Medellín, 1981) para armar esta caja de juegos, herramientas, dibujos y cuentos, con la que ganó, en 2019, el Premio al libro de cuentos inéditos de la Convocatoria de estímulos para el arte y la cultura, de la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín.

Agudelo, periodista y Magister en Escritura Creativa de la Universidad Eafit, ha escrito por muchos años sobre cine para la revista Kinetoscopio, además de comentar series, libros de literatura y otros medios extravagantes. 



Gran parte de la cuentística que se ha escrito en Medellín en los últimos años representa los mismos tópicos: historias y anécdotas ensanchadas que suceden los años ochenta o noventa, retratos y costumbres locales, muchas de estas con una mirada que se repite una y otra vez. En su caso usted establece una propuesta distinta ¿Por qué decidió narrar de otra manera en Final de Temporada, apartándose de estos localismos y de esta “tradición” neoconstumbrista? 

Hay muchos factores que influyeron para que surgieran esas historias. El primero: era interés por generar historias que no tuvieran que ver conmigo, con mi vida, con experiencias personales, con mi familia, o los lugares cercanos por donde me muevo, el interés era desligarme de eso. Pero sobre todo encontrar los procedimientos, las referencias y los detonantes que me permitieran crear historias desde “cero” porque la historias nunca parten de cero; parten de una lectura, de una película, de una imagen, de una palabra que uno escucha. Normalmente cuando leo, cuando veo una película se me van ocurriendo ideas a partir de una frase que me gustó, o se me ocurre una combinación de palabras. Entonces el interés era encontrar esos procedimientos que me permitieran generar historias que no tuvieran que ver conmigo, pero que tuvieran que ver con un mundo que me interesa explorar, que es un mundo, de cierto de modo, de ciencia ficción, un mundo donde suceden historias que tienen que ver con el futuro, con distintitos planos de la realidad, y con los temas que la ciencia ficción ha abordado a lo largo de la historia, y por eso hay una referencias muy marcadas a un autor que me gusta mucho como es Philip K Dick, que es un autor que en sus cuentos le da la vuelta a la realidad. 

Usted tiene formación como periodista, leyendo el libro veo el hilo de una investigación que parte de la pesquisa: la obsesión por Kotaro y la ampliación de esa información ¿Cómo medió la formación técnica y las herramientas del periodismo con su formación en Escritura Creativa? 

En el periodismo cuando uno construye hay momentos que son tortuosos y hay momentos placenteros. Un momento tortuoso en sentarse a escribir la historia que un investigó, un momento placentero es sentarse a leer lo escrito, otro momento placentero y muy emocionante, es la investigación, la pesquisa y de reunir muchos elementos para construir una historia. Entonces las decisiones que están reflejadas en el texto responden a un bloqueo de escritura, a la dificultad de escribir desde cero. En algún momento del proceso se me ocurrió, qué tal si yo no soy quien está escribiendo los cuentos, sino que lo está escribiendo otra persona, entonces como periodista, detrás, estoy mirando cómo se escriben los cuentos, y qué tal si esa persona está rastreando la vida un tercero. Entonces está el narrador, está Seishin Kotaro que es la figura que detona los cuentos, que detona el homenaje que el narrador intenta hacer, y la pregunta final es: ¿Qué tal si mis historias son ideas de Kotaro? Entonces construí un mundo externo en el que hay un narrador, y mi papel desde afuera escribiendo, era el ejercicio más investigativo. 

Entre todos los elementos formales, las notas, no las notas de diario sino las notas al pie de página son un recurso que enlaza las creaciones del narrador. Esto me remitió a El beso de la mujer araña de Puig, y La broma infinita de Foster Wallace que está influenciada en este aspecto con lo hecho por el escritor argentino ¿Cuál es su tradición con las notas al pie? ¿Por qué insertar notas al pie? 

Hay dos cosas: he leído a Foster Wallace, cuando lo leí me asombró, me emocionó ese juego con la notas al pie, cómo la nota al pie es otro fragmento de la página en el que otra cosa puede suceder, como si en un misma página existieran varias dimensiones del relato, eso es algo que también lo leí en Macedonio Fernández. No había leído El beso de la mujer araña cuando escribí el libro pero si lo había ojeado, y sabía del juego que tiene Puig con las notas. Cuando lo leí completo me pareció muy diestro, y ver esas notas que expanden el relato. Me parece interesante crear esos formatos marginales que te permiten crear hijos o parásitos de una historia, que permiten crear otras habitaciones de la página, del libro, para contar otras cosas de la historia. Todo ese funcionó para hacer que la figura del director estuviera presente y no fuera simplemente una recopilación de cuentos inspirados en algo, sino que esa figura del director, sus aventuras, sus escenas de la vida, fueran el contenedor que alberga las historias narradas. Eso se suma, además a la ilustración y a la idea del cuaderno ilustrado. Era jugar con eso, crear formatos marginales, crear pequeños cuentos, pequeñas enciclopedias u jugar con los tonos que esos formatos exigen. Recordaba mucho en los cuentos de La literatura nazi en América Latina de Roberto Bolaño, esas biografías falsas, en ese tono frío, enciclopédico. 

El trabajo de dibujo que realizó Juan David Quintero (Yeidi), no es decorativo, no está pensando tanto una serie de ilustraciones que comentan lo narrado, sino que son narraciones gráficas que se integran a la forma de libro y amplían el trabajo ¿Cuál es la importancia de los dibujos en Final de Temporada? ¿Cómo fue esa conversación con Yeidi a partir del texto base? 

A Yeidi no lo encontré yo, lo encontró Tragaluz, la editorial. Cuando leyeron el texto dijeron: “Yeidi es el hombre”. 

Y Yeidi es el hombre… 

Sí, conocía una obra de él, Descubrimiento de Molgoria, de una dije que sí. Las ilustraciones que conocía de Yeidi eran muy cercanas a lo que imaginaba del cuaderno. Entonces, la conversación fue en dos sentidos a lo largo de varios meses: en primer lugar que los cuentos tendrían una ilustración “tradicional”. Pero, además que en el libro debía estar las páginas del cuaderno de Kotaro. Una tarea de Yeidi era reproducir el cuaderno, crear el cuaderno. Además de las ilustraciones Yeidi podía reproducir imágenes que acompañaban cada cuento. Pero Yeidi no se quedó con eso, sino que él simuló ser Kotaro unos meses, imaginando ser Kotaro, pensado qué haría Kotaro en el diario. Y generó muchas páginas más que están al final del libro. El diálogo fue más amplió, entre lo que estaba escrito, lo que imagina del cuaderno y sus nuevas creaciones. Además le envié muchas de las referencias que cruzaron el imaginario de Kotaro: afiches de películas japonesas, trailers, canciones, le hice un paquete de todo lo que podría ser referencia. Él a partir de ese paquete tuvo la facultad de ser Kotaro durante unos meses. 

Hablemos de las referencias, muchas de ellas son audiovisuales. Usted ha escrito sobre cine para diferentes medios, para la revista Kinetoscopio, y esta información y conocimiento sobre cine como influencia es clara, así como las animaciones, los seriados y otros medios ¿De qué manera fueron afectando las referencias de cine, video juegos y música en las narraciones de Final de temporada

Hay historias que nacieron desde las referencias. Desde tener encanto por un libro, por un trama o alguna tipología de tramas. Muchos cuentos, novelas, y películas hablan de la miniaturización, personitas, pequeños soldados, por ejemplo: Querida encogí a los niños o Viaje alucinante de Asimov, que es esta navecita que se mete en el cuerpo de un humano, que se replica en serie animadas como: Futurama, y en Rick and Morty. Ese tipo de tipo de historias me gustan, traté de hacer la misma trama la referencia. Pero dentro de la misma trama agregaba otros datos, por ejemplo, en el cuento Diorama agregué nombres de soldados de películas de soldados como: Apocalipsis Now, Full Metal Jacket, Alien. Tomaba de ese mundo, de esas referencias creando asociaciones. Las referencias no estaban planificadas, en el proceso de escritura surgían y trataba de meterlas de maneras no explícitas. 

De principio a fin la influencia tutelar de Philip K Dick está en el libro, como influencia para Kotaro pero también como mecanismo determinante en lo que es Final de Temporada. Dicho esto, a pesar de que las clasificaciones siempre traen problemas ¿por qué el interés por el género? ¿Qué vínculos conoce en la ciudad con el género? 

No conozco mucho en la ciudad quien trabaje el género. Está Cristian Romero, he leído algunos de sus cuentos, él aborda la ciencia ficción en su escritura y su trabajo como promotor de lectura. No conozco mucho de ciencia ficción en la ciudad. Mi cercanía con la ciencia ficción es por el cine, conocí la ciencia ficción en el cine, en los años ochenta. Lo que me gustaba cuando era niño era: ciencia ficción y películas de artes marciales. Que de alguna manera ahí está reflejado en el libro. 

¿Esa es su tradición? 

Claro, sí, cuando era niño amaba las películas de ninjas y amaba las películas de robots, de viajes en el tiempo y distopías. Y amé Vengador del futuro, Robocop. El cine y las historias con las que crecí eran historias fantásticas. De ahí partía mi interés que no he perdido de la ciencia ficción, del terror, de las películas de ninjas, los wésterns me encantaban, y acá trazos de eso. Ya grande empecé a leer ciencia ficción: Ray Bradbury, cuando encontré a Dick se me explotó la cabeza, sobre todo con El hombre en el castillo y con muchos cuentos que conseguí de él, y me di cuenta que muchas de esas películas que había visto, que me enamoraron salían de su literatura, El vengador es un cuento de Dick. Ver esa unión, entre la obra de Philip K Dick y el cine que en la infancia me deslumbraba, me llevó a construir unos cuentos que estuvieran enmarcados en la ciencia ficción con temas muy reconocibles.

Redondeando lo que nos has contando, Final de temporada más que una agrupación de cuentos es una caja de juegos, un espacio para armar y ampliar, ahí están condensados gran parte de sus intereses como lector, lo gráfico, lo audiovisual, pero también una manera de relacionarse con la ficción ¿Este libro está en esa tradición y taller que Raymond Quenea, Perec, Calvino y otros autores llamaron literatura potencial? 

Tiene mucho. De los “oulipianos”, y de esa literatura potencial, me interesa esa lucha contra la inspiración. Detesto esa figura del escritor y el poeta que fue tocado por la musa que le dictó las palabras y la gran obra. Hay escritores que entran en ese trance de inspiración, otros no, otros no sabemos qué escribir. Los “oulipianos” con todos esos procedimientos, las restricciones, con todos estos ejercicios generaban obras muy buenas, obras que postulaban otras realidades. Como Calvino en la trilogía Nuestros antepasados donde hace preguntas como: ¿Qué pasaría si existiera una armadura si un cuerpo por dentro?, o ¿qué pasaría en una historia de hombre que decide vivir solo en los arboles? Como ocurre en El barón rampante. Y lo mismo en la obra de Quenea y de Perec, que son literaturas en las que uno puede rastrear en muchos de sus libros cuáles fueron los procedimientos que la originaron. Cada cuento surgía de un juego, así me acompañaba de lecturas que me servían para identificar los tonos que quería para mis cuentos. El juego permite llegar a lo inesperado, a personajes que no se tenían en cuenta. El juego está muy relacionado con muchos de los procedimientos que usé. 

Diego Agudelo. Final de temporadaMedellín: Tragaluz Editores, 2019.




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Publicado por Revista Corónica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

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