Una nota sobre Correo literario, de W. Szymborska
Por Paula Andrea Marín C
“He escrito por casualidad veinte poemas. Me gustaría verlos publicados”… Desgraciadamente, tenía razón el gran Pasteur cuando dijo que el azar solo favorecía a los espíritus preparados. Las musas le pillaron a usted en paños menores, espiritualmente hablando.―Wisława Szymborska
Desde 1953 y hasta 1981, la poeta polaca Wisława Szymborska (1923-2012), Premio Nobel de Literatura en 1996, hizo parte de la revista semanal Zycie literackie (Vida Literaria). A finales de 1960, aparece una nueva sección en la revista: Correo Literario. Szymborska era una de las encargadas de esta sección, en la que se respondían las solicitudes de publicación de poemas y de cuentos. Este libro da a conocer algunas de las respuestas de Szymborska a los autores de los textos que llegaban a la revista, desde 1960 y hasta el año 1981. El libro fue publicado por primera vez en el año 2000; Nǿrdica lo publicó en español 18 años después.
Compré el libro, sobre todo, por
un recuerdo: la revista colombiana El
Malpensante publicó una traducción de algunos apartados de esa edición
publicada en el 2000, muy poco tiempo después de su aparición y yo, asidua
lectora de la revista por entonces, los leí. Tenía cerca de mi escritorio,
escrito sobre un papel a manera de post-it, unos apartados:
Piense usted en la vida como en una extraordinaria aventura que le está sucediendo.
La juventud es verdaderamente un período muy duro de la vida. Y si a las vicisitudes de la juventud se les une la ambición de escribir, entonces sí que hay que estar en forma para poder con todo. A ese estar en forma contribuyen la perseverancia, el esfuerzo, las lecturas, la capacidad de observación, una cierta distancia con respecto a uno mismo, la empatía, el espíritu crítico, el sentido del humor y el firme convencimiento de que el mundo se merece seguir existiendo, y con más felicidad que hasta ahora. ―Correo literario
Esos apartados son un "manual de
vida" a los que vuelvo una y otra vez. Me he preguntado muchas veces si
considero mi vida y el mundo así, y son otras tantas las que no he podido
hacerlo. Sigo intentando.
Después de leer las respuestas de Szymborska, queda una certeza: para escribir se debe contar con una aptitud innata (el talento) que se debe desarrollar hasta convertirla en una práctica. Como se debe tener para casi cualquier oficio que se quiera desempeñar bien, el talento se presenta como una condición fundamental. Pero la pregunta sobre el talento pesa más cuando se desea consagrar la vida a la escritura (o a las artes) que cuando se desea desarrollar otras vocaciones. Los discursos más terapéuticos hablan acerca de que si haces lo que te gusta no necesitas reconocimiento, pero no es cierto; siempre hace falta y más cuando se es escritor (a menos que tengas el ego más grande del mundo): si no te publican, si no vendes, si no hablan de ti, si no escriben sobre ti, si no te invitan a eventos, si no te entrevistan, si no ganas premios, si no te hacen homenajes, no existes como escritor, no hay legitimación de tu talento. Es el infierno del escritor(a): los otros, aquello externo que no depende directamente de él (ella), pero que determina su forma de ser reconocido como escritor y en la que será o no recordado por su obra. La pregunta, la duda eterna de quien escribe: ¿Tengo talento? La respuesta llega, primero, de los amigos, o de aquellos lectores en los que se confía tanto como para dejarles ver lo que se escribe, pero si la respuesta que se recibe no confirma ese talento o lo pone en duda, y si nunca se recibe algún tipo de respuesta que haga pensar en que lo que se hace vale la pena para alguien, la escritura empieza a perder sentido. Se escribe para alguien; es una mentira pensar que se escribe solo para uno mismo. Se escribe también para ser leído.
Cada escritor debe encontrar sus
respuestas: qué tipo de escritor quiere ser (¿profesional o vocacional?), qué
tipo de relación establecerá con su escritura y con el “infierno” de la vida
literaria, del circuito de reconocimientos a los que quiera acceder. Cada
respuesta tiene un precio, cada respuesta lleva a ganar algo y a perder otro
tanto. Alguien que no creía en mi talento para escribir decía que así a una
persona le dijeran que no tenía talento, si su vocación de escritor era firme,
seguiría escribiendo, pero no es tan cierto: el escritor necesita
reconocimiento. La vida literaria está diseñada para que exista la necesidad de
ese reconocimiento (grande, mediano o pequeño), imprescindible para tener un lugar en el
limitado podio de la consagración literaria.
En cada una de las cartas de Correo literario, Szymborska ofrece una serie de consejos a los poetas y narradores; los extraigo para quienes siguen escribiendo, a pesar de todas las dudas:
1. “Primero, debería
preocuparse por saber si tiene algo que decir… Eso ningún truco formal lo puede
ocultar” ―Correo literario.
2. Conocer el lenguaje y
las corrientes literarias de la época para no ser anticuado en la escritura.
3. “Ninguna clase magistral, por mucha atención que uno ponga, puede ayudar a crear talento. En el mejor de los casos puede ayudar a ese talento, en caso de que ya exista, claro” ―Correo literario.
4. “Hay que… leer revistas literarias [y libros, por supuesto]. Asistir a encuentros literarios. Escuchar debates” ―Correo literario.
5. “Un escritor se forma en su interior, en el corazón y en la cabeza: gracias a una innata… predisposición a abstraerse, a vivir de forma emocional las cosas más pequeñas, a asombrarse incluso ante aquello que a los demás les parece normal” ―Correo literario.
6. “Un poeta lírico suele escribir ante todo sobre sí mismo. Que los poemas resulten interesantes para otras personas dependerá de la personalidad del autor, de las dimensiones de su universo personal” ―Correo literario.
7. “La poesía, aunque trate temas tan manidos como el asombro frente a la primavera o la tristeza otoñal, lo tiene que hacer todo el tiempo como si fuera la primera vez, realizando nuevos descubrimientos líricos. En caso contrario, ¿no es suficiente con lo que ya se ha escrito?” ―Correo literario.
8. “Tratar el poema como si fuera una escultura y esforzarse un poco hasta que el pensamiento adquiriera una forma definitiva e irrepetible” ―Correo literario.
9. “Es mejor una única metáfora relacionada orgánicamente con la idea inicial del poema que mil quinientas parcheadas a posteriori” ―Correo literario.
10.
Sobriedad y precisión
con el uso de los adjetivos.
11. No usar palabras
grandilocuentes como patria, verdad, libertad y justicia, si no van acompañadas
de una reflexión muy particular.
12.
Evitar las imágenes
manidas y banalizadas, y los lugares comunes.
13. No antisentimentalismo (por aburrido), pero tampoco sentimentalismo extremo: “Bombini enloqueció realmente de amor, mientras que Petrarca consiguió conservar el equilibrio emocional necesario para inventar bellas metáforas” ―Correo literario.
14.
Corregir lo que “inspiran
las musas”, quienes pueden llegar a ser unas histéricas.
15. “El talento narrativo consiste en la capacidad de meterse en la piel de otro, en la habilidad de convertirse en la imaginación en alguien absolutamente distinto” ―Correo literario.
Con ironía y a veces sarcasmo, Szymborska afronta la difícil tarea de decirle a un escritor si debe o no seguir escribiendo, si tiene o no tiene talento para ello. Pero distingue entre los jóvenes que apenas dan sus primeros pasos en la escritura y aquellos otros cuyo debut es tardío: “Una cosa es corregir los errores de un bailarín que por primera vez saca a la pista a la literatura para bailar un tango apasionado, y otra, muy distinta, encontrarnos con un bailarín que lleva años machacando los pies de su pareja de baile” ―Correo literario. De unos y de otros se esperan cosas distintas y se les otorgan más o menos posibilidades.
Szymborska también insiste en la consciencia del escritor para entender cuál es el público de sus textos; se refiere a aquellos que escriben poemas o cuentos y son aplaudidos cuando los leen en las reuniones familiares o de amigos: “El poema sí que ha dejado huella, claro que sí, ha emocionado a todos los interesados, así que ha conseguido plenamente su objetivo. Cuando sí que se va a echar a perder, es cuando acabe sobre el escritorio de alguna redacción” ―Correo literario. No dimensionar (de manera apenas aproximada, claro) quién o quiénes son los destinatarios de aquello que se escribe, puede llevar a desilusiones y rotundos fracasos económicos. ¿Debo publicar?, ¿en dónde?, ¿quiénes son mis posibles o más o menos reales lectores? A la mayoría de los escritores (y editores) no le gusta hacerse estas preguntas, pero son fundamentales, sobre todo, para evitar innecesarios duelos en esta competencia cada vez mayor por alcanzar la atención del cada vez más esquivo lector.
Correo literario no escapa del
todo de los lugares comunes sobre la creación literaria, pero resulta muy útil
leerlo para asentar los pies en la tierra de la escritura: allí donde hay que
pensar una y otra y otra vez en lo que se desea escribir, y en donde hay que
corregir una y otra y otra vez antes de darlo por terminado.
Wisława Szymborska. Correo literario o cómo llegar a ser (o no
llegar a ser) escritor. Madrid: Nǿrdica Libros, 2018.