José Alias. Sierra de Gredos/Madrid. Julio MMXX
Aunque no tenga casi nada
que decir
usaré las palabras
como señales
signos
avisos
fuera de lugar.
Cuando
alabamos o nos quejamos en la red, escribiendo públicamente a los amigos,
compartiendo fotos lindas de perros, gatos u otros felinos o mamíferos divinos
y humanos. Cuando damos, en suma, nuestra opinión, mostramos imágenes propias o
ajenas, comidas familiares o botellones pro covid 19 y derivados. Cuando nos
expresamos de mejor o peor manera, me pregunto, nos preguntamos si estas
comunicaciones, además de la inmensa mayoría que mira y calla, de los que ponen
algún “me gusta” o comentario o los que aprovechan nuestra iniciativa para
hablar de su tema, tenga o no que ver con lo publicado, nos planteamos más de
una vez, viaja por nuestro cerebro la duda, si hay alguien más al otro lado de
la pantalla, observando en la sombra, y nos apunta en una lista negra o marrón
que luego nos pasará la cuenta publicitaria para vendernos deseos, productos, salvación
de almas u otros tejemanejes invisibles.
Dicen que son algoritmos, robots programados para responder maquinalmente a nuestros pretendidos aportes humanos a este medio digital mecánico y depredador de todo tipo de comida basura, predigerida o para gourmets.
Otros comentan que son ejércitos de becarios malpagados, amarrados por la nece(si)dad al duro banco de una galera turquesa, o de otro color, acunados durante horas por una música de ambiente, seductora y pegajosa sin pasado ni futuro, mientras echan culo en el asiento y devoran palomitas y jilgueros.
Incluso he leído opiniones en artículos de fondo o
superficie, que apuntan a espionajes sofisticados de estados totalitarios, que
miran y escuchan para controlar el mundo y a sus esbirros o disidentes. Una
especie de Gran Hermano que conoce nuestros planes en Un mundo feliz y los
dirige a su antojo tras un barniz, más o menos burdo, de futuro delimitado,
marcado, y dulce tolerancia de manual.
¿Realmente hay alguien ahí que no da la cara ni señas de su existencia? O es nuestra habitual paranoia cargada de ansiedad la que nos hace creer en teorías conspiranoicas entre descerebrados, terraplanistas y hombres de negro con o sin frac ni pajaritas de papel.
¿Realmente hay alguien ahí que no da la cara ni señas de su existencia? O es nuestra habitual paranoia cargada de ansiedad la que nos hace creer en teorías conspiranoicas entre descerebrados, terraplanistas y hombres de negro con o sin frac ni pajaritas de papel.
Pido la palabra
la tengo la tomo la miro
desvanecerse en el aire
nada queda
salvo un eco
que ilumina el espacio
o llena
de negro la ausencia
el hueco
el silencio.
la tengo la tomo la miro
desvanecerse en el aire
nada queda
salvo un eco
que ilumina el espacio
o llena
de negro la ausencia
el hueco
el silencio.
El sistema no es algo ajeno, no es sólo una élite que
maneja los hilos de las mareas lunares,
somos todos y cada uno de nosotros, todo está interrelacionado, nada existe de
manera independiente, tu respiración, ese pequeño y poderoso proceso invisible
que nos da y mantiene la vida, funciona
de manera similar en otros que piensan y sienten de manera diferente. La responsabilidad
individual parece estar dormida, delegando sus posibilidades en una especie de
limbo o nube en la red, alojada en un lugar ignoto pero en apariencia real como
la vida misma, la actual, que ya es otra.
CODA FINAL
Voy a hacer algo
imposible:
Poner en orden este
mundo
y disfrutar luego de
semejante hazaña.
Continuará…
Interesante reflexión.
ResponderBorrarNecesitamos dormir, pero sólo unas horas al día, no toda la vida.
Algunos son muy dormilones. salú2.
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