José Alias. España, comunidades, viajes, septiembre
MMXX
No apresures más el paso
renace de tus cenizas
la lucha con el mundo
es una batalla perdida
La pandemia ha dejado al descubierto el mal que nos aqueja: una estupidez formidable y universal ―Enrique Vila-Matas
Ríos de
tinta han corrido al respecto y las imágenes ya no caben en nube alguna o disco
duro que se precie de su capacidad. Las teorías más abracadabrantes y diversas
invaden mentes descuidadas y los cráneos privilegiados andan igual de perdidos
que usted y yo, señora mía, y
nuestros vecinos en cuarentena.
Aquí va
otra sobre los porqués de esta epidemia que pudiera ser cierta o un bulo pero, como
dicen los malos telefilmes, está basada en hechos reales. Distinta cosa es cómo
lo cuente este cronista para que los hechos no sean o parezcan sólo evidentes,
repetidos, amarillistas.
En un quijotesco,
esperpéntico y hermoso país de cuyo nombre no quiero acordarme no ha
mucho tiempo vivíamos en una supuesta democracia que, como barco mal calafateado,
empezó a hacer aguas en cuanto la tripulación empezó a ser variopinta en lo
ideológico, por no hablar de lo estético, y hubo que empezar a pactar para
formar gobiernos más o menos estables y democráticos.
Los tira
y afloja dentro de las propias formaciones fueron la antesala de lo que serían
después los intentos de acuerdo con socios no demasiado deseados, aunque imprescindibles
ante lo inevitable. La vieja consigna: o nosotros o el caos, se hizo cada vez
más acuciante y perentoria, mas… poderoso
caballero es don dinero, que dijera en sus versos el conceptista Quevedo.
En esta
diáspora y en estas diatribas andábamos cuando llegó el pangolín, o alguno de
sus primos de laboratorio o de mercado, con la lluvia contaminada del virus
planetario. Aquí ya fue el acabose: los extremos se extremaron, las posturas se
doblaron, los delitos de lesa humanidad se dispararon y donde dije digo, digo
diego y usted no sabe con quién está hablando, ni yo tampoco, ni me importa.´
Las
máscaras o tapabocas empezaron a ser cada vez más evidentes, necesarias e
imprescindibles para unos, un ataque a la individualidad para otros.
Curiosamente los que defendían, y defienden, una y otra postura son,
precisamente, los que se esperaba tuvieran la contraria, vivir para ver, o no
ver, esta es la cuestión. En el caos no
hay error, sonaba en la movida madrileña desde la Radio Futura.
Periodistas
deslenguados sin fronteras, leguleyos sentenciando sentenciosos, reyes en estampida,
competiciones deportivas a puerta cerrada, series por temporadas sin rodar, la ley es igual para todos, lo que cambian
son la sentencias, dice El Roto, climatización ecuatorial en los polos,
abrigos de astracán, ovejas negras y todo a cien ¿para qué parar?
Ahora,
ante este otoño que viene, reaparecen los fantasmas víricos de la pasada
primavera entre devastadores incendios veraniegos de bosques, urbanizaciones y
selvas. El invierno de nuestro descontento, más allá de Stratford-upon-Avon,
está servido.
Pero no
todo se perderá, los viajes al planeta rojo, un desafío total, mantienen la esperanza de los alienígenas de ser
abducidos por petrodólares que compran camellos y ojos de aguja, los púlpitos y
los estrados rebosan de alegría ante este apocalipsis luminoso en el corazón de
las tinieblas y los dirigentes distribuyen las riquezas a un rédito asequible
para la mayoría más exquisita. El futuro es ahora, amigos, aquí estamos hasta
que nos echen. Seguiremos celebrando la canción del final del mundo, prepárense ciudadanos se acabó lo que se daba,
como canta Rubén Blades y mirando
para otro lado; no vaya a ser que nos encontremos con nosotros mismos y
fenezcamos del susto. ¡salú!
***
OTROSÍ
Lo paradójico es que funcione algo. Dada la desatención constante a uno mismo y a los demás, la falta de cuidado, la tendencia a la fabulación y la mentira, la huida… lo extraño es que el escenario siga en pie, que alguien se crea los guiones y que los actores sigan improvisando sobre un texto falso y tendencioso basado en ideas más que en hechos...
Esta exposición es algo que
muchos podríamos suscribir, al fin y al cabo estamos en una situación
planetaria que parece no dejar lugar a dudas, claro que...
Si tenemos en cuenta que todo son
proyecciones y reflejos, que apenas conectamos profundamente con nosotros mismos,
que escasamente salimos de nuestra zona física superior (rostro, hombros,
pecho) e incluso ahí nos quedamos en la superficie. No sentimos apenas a flor
de piel, cuánto menos lo que hay debajo, no apreciamos por lo general ni
siquiera los músculos inmediatos ¿qué decir de los huesos, los líquidos y
vísceras?
Decimos conocemos por el estudio (lecturas, audiciones, visionados) sobre los que reflexionamos "profundamente". Más del 90% de nuestro cuerpo permanece durante la vida oculto a la consciencia contemplativa que se afana en jueguecitos teóricos, pavoneándose ante propios y extraños de su desmesurado saber, ser y estar, cuando no de su ignorancia.
Los resultados de nuestra(s)
relación(es) no serían o estarían entonces tan alejados de la situación actual,
que no se debería tanto a las barbaridades cometidas, aunque también, por los
siglos de los siglos en nombre de ideologías cargadas, cada una de ellas, de
razón y verdad, sino al hecho de no prestar atención, mirar nuestra composición
física interna y externa y sus reacciones naturales.
Tal vez, por otra parte, lo
natural sea usar la máquina sin preocuparse por su funcionamiento y sus
resultados. La cuestión es que esta ignorancia nos sale muy cara, el
sufrimiento está llegando a límites cada vez más acusados y la destrucción del
mundo conocido parece avanzar sin freno hacia un lugar inimaginable.
Desconocer el mundo y suspirar
por otro nuevo, evadir nuestra existencia y añorar otra soñada, no medir nuestros
límites y poner más.
***
AZUL
La
meditación es permanecer en calma mientras el tigre te devora.
Claro
que estamos muy acostumbrados a quejarnos y sufrir por los mordiscos y
dentelladas de la vida, y es natural.
Podríamos
variar ligeramente esa desazón, ese come come, esas proyecciones y reflejos
basados en nuestra visión particular e intentar comprender que hay otras
maneras de vivir, de ver y entender (unos cuantos millones, una por individuo)
esta realidad cotidiana.
La
mayor parte de nuestro sufrimiento proviene de ese intento de aplicar a todo(s)
lo(s) que nos rodea(n) la manera en que comprendemos y nos relacionamos con el
entorno y los figurantes y artistas que lo integran, o sea: los otros.
Los
dictadores, algunos clérigos, poetas, narradores y derivados, son especialista
en:
esta
es mi ideología, la única, esto es en lo que creo, no hay más dios, este es mi
estilo y es el único, el mejor, y todos deberían seguir, creer y leer esto
porque no hay vuelta. Lo demás son enemigos, herejías o literaturas de usar y
tirar.
Hay
muchos otros campos, claro, en los que la intransigencia campa a sus anchas,
dando largas a cualquier solución alternativa, acallando otras voces o acciones
con métodos de lo más variopinto. Que cada cual lo vea desde su actividad
cotidiana y podrá comprobar que, por una parte, estas formas están por todos
lados y, en el fondo, también están ancladas,
este es el quid de la cuestión,
en nosotros mismos.
Al
no darnos cuenta de este hábito, no ponernos en lugar del otro, no aceptar que
cada cual se acueste con quién le dé la gana, a uno y a otro, la falta de
afecto se va haciendo hábito entre lo humano, que no es otra cosa que esa
necesidad de dar y recibir afecto.
La
meditación es verlo todo tal como es, sin quitar ni poner nada.
La
armonía está presente de manera natural.
Estoy
inquieto ¿qué hago?
No
hagas nada.
¡Pero
algo tendré que hacer!
El
tigre reposa sereno en la espesura, la selva es su territorio.
El tigre es un jardín que juega, dice
Cortázar.
Y para salir de la lógica
nada estoica del repertorio anterior, dos o tres pequeños textos de mi poemario
“Entretanto”; epicúreo por los sabores y colores el primero, lúdico y búdico
por contenido el segundo, el tercero tiene tres recuerdos, vea
Cocinando a
ciegas
salsa de cactus en fuente de barro podría servirse
cantando una canción de cuna sin hormigas
disfrutando de la enésima potencia de Bolt
-causas condiciones espejismos-
poner una rodaja de naranja sobre el tablero
filmar artistas en la cúpula del circo
perplejos cómo en aquella película alemana
realizar un saque directo estilo César Vallejo
a una velocidad magistral
todo a la carta
fuera del menú
Vaivén
Placer
Dolor
Pérdida
Ganancia
Fama
Infamia
Adulación
Menoscabo
los ocho juegos del mundo
Efímeros como la niebla
Pesados como el mercurio
Dolorosos como el aliento
Elusivos como el aceite.
Tres recuerdos que bailan
1
Hermosas piraguas dolicocéfalas
tristeza de las tardes de verano
en el siniestro costado el fémur
de dos en principio bullendo la luz
abrazarte de nuevo y misterio
2
Pequeño corazón de rock & roll
desmoronado de países cuerdos
rebuscando algún sosiego disperso
la calma
un poco de lluvia
el trasviento
3
Hay unos vendedores en la calle, bajo mi balcón,
ajustándose las corbatas, alisando sus
chaquetas, sonriendo con dientes blancos; el
engaño acecha bajo el olor a colonia barata y
desodorante sudado. También hay una mujer
con
ellos, sus ojos de niebla me dejan sin nada.
p.d.:
Revisar cada tanto esa enfermiza obsesión de estar en posesión de la verdadcontra toda evidencia.Tenzin Guele―
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n.b.
Las fotografías del autor compartidas en esta entrada están ubicadas, por orden de aparición en: Madrid (Pza. del Callao)/ Gredos (Garganta de Galín-Gómez)/Madrid (Instituto Cervantes)/ Madrid (Pza de Chueca)//Granada (Subida a La Alhambra)/ Barcelona (La Pedrera y Pza. de Cataluña).
Con estos dibujos en el agua, bajo la palabra creativa de José Alias, entramos en la erupción de un volcán y según se va apagando, nos dejamos llevar por la lava calentita que va formando esculturas únicas pero no permanentes, imágenes,
ResponderBorraracariciada por la atmósfera, se va enfriando y deja que la vida siga su ritmo poético.
Mi felicitación por la calidez de las imágenes.
gracias por tu cálido comentario y tu aprecio por la lectura y las imagenes que se van desgranando.
BorrarMaestro Alias, degustar sus poemas y sus imágenes, así como la dulce melancolía de sus coronicas, deja en el paladar de la memoria una sensación de estar recordando el futuro. Gracias por sus líneas. Un abrazo desde esta Colombia cada vez más desbarajustada.
ResponderBorrargracias miles, davis. el mundo se cae a pedazos y los famas siguen su ritmo cansino de poca imaginación y dividendos oscuros. buenas salenas cronopio, cronopio.
Borrar"La pandemia ha dejado al descubierto el mal que nos aqueja: una estupidez formidable y universal" (Enrique Vila-Matas)
ResponderBorrarno estoy de acuerdo. los que protestan son acallados, si llegar a obtener cierta notoriedad pública. me partece más bien que lo que nos aqueja es el mundo en manos siempre los hijoputas, desde las cavernas hasta ahora, eso no es estupidez, es el poder de la fuerza bruta. el mal que nos aqueja es un capitalismo feroz, la pandemia es solo uno de sus multiples facetas.
respeto su opinión, pero no la comparto.
Borrarla vida es algo más complejo que blanco o negro, buenos y malos, toda esa lucha está dentro de cada uno de nosotros... aunque, claro, las malas acciones generan malos resultados. gracias por comentar. un saludo.
https://youtu.be/aBK_9NzQavM
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