viernes, 18 de diciembre de 2020

Kim Ki-duk durante el invierno [obituario]

0

Kim Ki-duk en Primavera, verano, otoño, invierno y primavera.  El director de cine surcoreano  falleció en la ciudad de Riga (Letonia) el 11 de diciembre del 2020 por complicaciones derivadas del covid-19.  El 20 de diciembre cumpliría 60 años.

Por Jéssica Toloza

D

urante el invierno, Kim Ki-duk aparece en su propia película. Atraviesa un lago congelado caminando hasta llegar al templo que flota en el centro, y se dispone a entregar su vida a la contemplación y el desapego, o eso intuyo del personaje. Su cuerpo, heredero de las tradiciones marciales de oriente, no parece saber del frío, pero sí del esfuerzo y de algo así como la disciplina. Cuando uno ve, siendo muy joven Primavera, verano, otoño, invierno y primavera debe volver a verla durante la madurez, y si uno la ve siendo una persona adulta, debe empezar a mirar hacia las montañas y si puede, subir una. 


El cine de Kim Ki-duk fue, durante los últimos 20 años, uno de los registros mas apreciados en los festivales de cine europeo.  Con 23 largometrajes logró llevar al resto del mundo las visiones de su interior, y con ellas los lenguajes y elementos de oriente, para narrar el alma de la humanidad repleta de contradicciones, dolor y ternura.  Esas visiones nos dejaron claro que Kim Ki-duk quería contarnos sobre lo que había en el fondo de aquel lago congelado de su tan premiada película.  La superficie a veces parece calma, como a veces nuestro rostro, pero en el fondo hay sombras en las que muy pocos se adentran.  El cine de Kim Ki-duk es como un lago, que es a la vez un espejo, un juego de luz y sombra, especialmente sombra, donde se refleja la mueca retorcida, bellamente retorcida.  Esa oscuridad es la que le reprocharon especialmente en su país, donde no tenia mayor resonancia y de donde se fue, para morir 20 días después, en su viaje.


Kim Ki-duk se fue a las montañas a estar solo y llorar durante tres años, en que una fuerte depresión lo aisló y condujo a lo más profundo de su propio lago.  Ahora, sube la montaña con una piedra amarrada a su cuerpo y una imagen sagrada en sus brazos.  Desde la cima observa el lago en medio de las montañas y el tempo en medio del lago, y no sabe si está en una de sus películas o en un sueño tranquilo durante el invierno letón.

Author Image

Publicado por Revista Corónica
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nos gustaría saber su opinión. Deje su comentario o envíe una carta al editor | RC