viernes, 23 de septiembre de 2022

La visible Rosa María Bosch

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Sobre La catalana, de Mariela Zuluaga

 

Fuente: Sitio web Pijao Editores

Por Paula Andrea Marín C.

 

Esta es una sociedad donde se prefiere hacer un chiste o quedarse callado, antes que decir lo que se está pensando.

La catalana (Mariela Zuluaga).

 

A veces, las mujeres hacemos eso: ponernos detrás del brillo de un hombre para ayudarlo a brillar más. Lo hacemos por una decisión propia, pero creo que también porque, de alguna manera, pensamos que nuestro talento no es tan importante como el de él o nuestra misión o vocación no son tan importantes como los de él, o porque le tememos tanto al fracaso y estamos tan poco acostumbradas a la esfera pública que preferimos trabajar por otro que por nosotras mismas, o porque pensamos que al ayudar a hacer visible ese talento, el otro reconocerá, validará el de nosotras y nos querrá más. Nos ponemos detrás de un hombre por amor y en esa elección hay un sacrificio: el de dejar a un lado nuestra vida, nuestra realización para invertir nuestras fuerzas, nuestra energía en los proyectos de él, en la carrera de él, en el talento de él. Sacrificio viene de sagrado; todo sacrificio es sagrado si hay algo que esa mujer amante-agente-secretaria recibe a cambio y nutre su vida y le da alimento para seguir cuidando del talento de su pareja, pero cuando mengua poco a poco aquello que se recibe aparecen la enfermedad y la tristeza.

 

Hasta hace apenas una generación, era común esta situación: los intelectuales, los escritores se casaban y sus esposas se convertían en los seres que solucionaban todas las cuestiones de la vida cotidiana, práctica y hasta económica, para que ellos pudieran dedicarse, sin obstáculos ni “pérdidas de tiempo” a la creación de sus obras y a la vida social (con almuerzos y cenas que sus esposas preparaban). El cuidado de la casa, de los hijos, de las cuentas y la resolución de las tareas más prácticas diarias estaban en manos de la mujer que las hacía para que su marido no perdiera la concentración de lo importante: la obra que estaba por venir. Vivian Gornick diría que esto sucede también porque las mujeres pocas veces nos tomamos “en serio” nuestro trabajo, nuestros cerebros.

 

La catalana, de Mariela Zuluaga García (Villavicencio, 1948), es una novela corta publicada por Pijao Editores (2022), escrita con un ritmo pausado y un tono intimista, que narra las memorias de Rosa Bosch, la esposa de Manuel Zapata Olivella (a quien nunca se nombra en el texto), quien dedicó su vida a cuidar la carrera de su marido. Su nombre nunca aparece explícitamente, pero sabemos que es ella por todos los detalles que va dejando el hilo narrativo. Rosa y Manuel se conocen en Barcelona, en 1958, durante una presentación de baile de los hermanos Zapata Olivella; allí queda prendada del magnetismo de Manuel y, dos años después, abandona su ciudad para venirse a vivir a Bogotá junto con Zapata y sus hijas (y quizás huir de la dictadura que se vivía en España). En la narración, Rosa reconstruye su vida desde una cama de hospital en la que agoniza a causa de la leucemia (en la realidad, es el año 2005), en medio de la pobreza y la soledad, solo menguadas por la compañía de una leal amiga (la generosa autora de las líneas que leemos). El tono de la narración se torna por momentos amargo y no es para menos: la ansiada pensión que dignificaría la vejez nunca llegó para Zapata ni para Rosa. Esa amargura también deja entrever la desconfianza con la que la familia de Zapata Olivella siempre la miró: una mujer europea “blanca” que dejaba a su familia y un futuro en la filosofía por casarse con un hombre “negro” que había despertado, de todas las maneras posibles, su pasión. Y una amargura adicional: haber percibido que la internacionalización de la obra de Zapata no pudo darse porque García Márquez lo sintió como competencia para su propia obra y eso evitó que Carmen Balcells lo representara.

 

La catalana duele por muchos momentos porque evidencia la estrechez económica de los últimos años de Zapata Olivella y de Rosa, en un país en donde la mayoría de creadores sobreviven como mejor pueden, invisibles al Estado. Inclusive el Premio Nacional Vida y Obra, otorgado a Zapata Olivella a inicios de la década del 2000 fue tramitado por Rosa, en medio de todas las dificultades burocráticas para demostrar que Zapata Olivella no había hecho otra cosa en toda su vida que aportar a la dignificación de la cultura afro en el país. Así, La catalana nos pone de frente la necesidad de pensar en una asociación de escritores y de escritoras que vele por los derechos de estos agentes de tener una vida digna. Lejos estamos de los días de la UNE (Unión Nacional de Escritores), liderada por Arturo Alape, que funcionó de manera muy activa durante la década de 1980, cuya acta de constitución se firmó en un encuentro de escritores en Ibagué, y de la que hizo parte la mayoría de escritores y escritoras colombianas de la época, incluyendo a Zapata Olivella. De esos días, datan la fundación de varias revistas literarias y la organización de la primera versión de la Feria del Libro de Bogotá, pero también data la aparición de pasquines amenazando la vida de muchos escritores que debieron salir del país.

 

Bosch administró, por más de dos décadas, la mítica revista colombiana Letras Nacionales (alrededor de la cual se formó toda una generación de escritores y escritoras colombianas) y la Fundación de Investigaciones Folclóricas; también fue lectora y crítica de los manuscritos de su marido, pero se arrepintió de no haber dedicado tiempo a escribir sus propios textos y a publicarlos, así como de haber renunciado (por petición de su marido) a su cargo como profesora en una universidad colombiana. Tranquila, Rosa, a todas nos pasa en algún momento, pero aquí seguimos: tomando conciencia de lo que hemos naturalizado para transformarlo y avanzar en ese sinuoso camino de la igualdad y de la valoración propia. Afortunadamente, tuviste a tu amiga Mariela para que salvara del olvido tu historia de un amor sacrificado a un hombre, sí, pero también al lenguaje, al conocimiento, a la palabra. Gracias por ello.

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  • Mariela Zuluaga. La catalana. Ibagué: Pijao Editores, 2022.

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Publicado por Paula Andrea Marín C.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores. Revista Corónica es una publicación digital. ISSN 2256-4101.

2 comentarios:

  1. Se describe muy bien el valor de esta maravillosa novela

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  2. Excelente comentario sobre la novela La Catalana, magistral obra de la escritora Mariela Zuluaga García.

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